JUEVES 25 DE OCTUBRE DEL 2012 / EDICION No.5311 /---  Managua, Nicaragua

Ediciones Octubre

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- OPINIÓN-

Por Enrique Durand / Periodiste norteamericano

El impacto de la tecnología en el periodismo

I de III partes

Desafíos de la cobertura de la campaña electoral en Estados Unidos

Es un honor participar en la selección y entrega de los premios de periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en homenaje a la memoria de un periodista íntegro cuya vocación por la verdad le costó la vida. Estos galardones están destinados a reconocer a quienes han asumido ese legado y se dedican a ejercer la profesión honestamente, informando sin temor ni favor — como proclaman los lemas de diarios independientes —, dando voz al pueblo y asumiendo su nombre para echar luz sobre las acciones cuestionables del poder.

Agradezco a la Fundación Violeta Chamorro esta oportunidad y la hospitalidad que me han brindado en Nicaragua.
Cristiana Chamorro me invitó también a dar una breve charla sobre los desafíos que enfrenta hoy nuestra actividad periodística con el avance vertiginoso de la tecnología. Desafíos, si se quiere, de transformación mecánica, mercadeo y finanzas.

Son retos, sin embargo, que se suman a otro desafío fundamental, que es el del ejercicio ético de nuestra profesión, cualquiera sea el medio, ya impreso, de radio y televisión o más recientemente digital.

Y sobre esto me propongo hacer algunas consideraciones refiriéndome a los desafíos de la cobertura periodística de la campaña para las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

Las nuevas tecnologías, acogidas entusiastamente por las generaciones más jóvenes, están cambiando sustancialmente el panorama del periodismo. Lo ven bien aquí, por ejemplo, en la transformación y modernización de órganos tradicionales, como La Prensa de don Pedro Joaquín, ahora presente también en el espacio cibernético con una excelente edición digital.

Todos presenciamos día a día la explosión de las ediciones digitales de diarios y revistas, de los blogs, de las redes sociales. Antes, la libertad de prensa la ejercía el que tenía una imprenta. Ahora puede ejercerla el que tenga una computadora.

La clave, antes y ahora, ha sido y es ejercer esa libertad con responsabilidad, con honestidad. Así como el periodismo cobija legítimamente diversas formas de expresión, entre ellas las de información, opinión, defensa de causas, humor... también es cierto que no todos lo practican responsable u honestamente.
El precio es la pérdida de credibilidad. Una encuesta Gallup a comienzos de septiembre reveló que la desconfianza en la prensa estadounidense ha llegado a su punto más alto de todos los tiempos. El 60 por ciento de las personas consultadas dijeron que tienen ninguna o poca confianza en que la prensa esté informando sobre los sucesos de manera completa, precisa e imparcial, y apenas el 40 por ciento le creen entre mucho y poco.
Y en el vasto mundo digital, así como proliferan los medios honestos también proliferan en cantidades abismales los que no lo son. Con pena, pero con realismo, tenemos que admitir que hay mucha basura.
Eso nos obliga a discernir, a ser selectivos. Ante la avalancha de datos disponibles, algunos ciertos, otros falsos, tenemos que usar esa gran cualidad de los buenos periodistas: un sano escepticismo, no cinismo, que es otra cosa, sino escepticismo.

Pero no quiero caer en una digresión. Volvamos al impacto de la tecnología en el periodismo. Cada vez más gente recibe sus noticias a través de medios digitales, ya sean computadoras, tabletas electrónicas o teléfonos inteligentes, que no son otra cosa que unas computadoras pequeñitas. El efecto de esto en nuestra industria, cada vez más veloz, está a la vista.

El Centro de Estudios Pew, uno de los más prestigiosos de Estados Unidos, encontró recientemente en una investigación sobre los hábitos de consumo de información del público que la dependencia de la gente en la televisión, los diarios y la radio está cediendo terreno a las fuentes digitales. Y que el periodismo digital está desplazando a la televisión como el lugar dominante donde la gente sacia su sed de noticias.

Espero no aburrirlos con cifras, pero estos datos son reveladores y esenciales para capturar la magnitud de la transformación.

Según la encuesta Pew, en 1991 el 68 por ciento de los consultados obtenía sus noticias a través de la televisión. En el 2012 esa proporción cayó al 55 por ciento. En 1991 el 56 por ciento leía un diario y el 54 por ciento oía noticias por la radio. Esto cayó al 29 y al 33 por ciento, respectivamente, en el 2012. Paralelamente, la gente que se entera de las noticias por los medios digitales, un fenómeno que empezó a establecerse en el 2002 con el 24 por ciento, saltó al 39 por ciento en una década.

El resultado es que la prensa impresa está poniendo más y más recursos en sus ediciones digitales, e incluso hay algunos medios que están cambiando totalmente de un ambiente al otro.

El caso más espectacular en estos días es probablemente el de la revista Newsweek, cuya última edición impresa será la del 31 de diciembre para pasar a ser un medio exclusivamente digital desde comienzos del 2013 con el nombre Newsweek Global. Su circulación cayó de un pico de casi 3 millones de ejemplares en el 2003 a apenas la mitad ahora, y sólo en los últimos tres años la declinación fue del 42 por ciento.

Ya hay diarios en Estados Unidos que están pasando primordialmente a digital, algunos de ellos publicaciones tradicionales en ciudades importantes, como el Times-Picayune de Nueva Orleans y el Birmingham News, que se publicarán diariamente en Internet pero sólo tres veces por semana impresos en papel.

Además de los diarios y revistas, así como cadenas y canales de televisión, que se van extendiendo al espacio cibernético, el fenómeno abarca también algo nuevo: las redes sociales, las herramientas de una nueva generación de consumidores de noticias.

La encuesta Pew indica que son más los que obtienen sus noticias a través de sitios como Twitter y Facebook (9 por ciento en el 2010 y 19 por ciento en la actualidad) y dispositivos móviles, como teléfonos y tabletas (17 por ciento en estos días).

Toda esta transformación está impactando también las actividades humanas. Una de las más visibles es la política, y un buen ejemplo es la campaña para las elecciones presidenciales en Estados Unidos.Los tuits y los blogs han surgido como unas de las herramientas más usadas en el ámbito de las campañas. Muchas veces vemos en los blogs noticias que sólo aparecen en la televisión y en los diarios tres o cuatro días más tarde. Y los tuits políticos se tornan virósicos con pasmosa rapidez. Durante el primer debate entre el presidente Obama y su rival republicano Mitt Romney se publicaron más de 10 millones de tuits y durante el segundo fueron más de 7 millones. Muchos de ellos sintetizaban puntos sostenidos por uno u otro candidato, algunos incluso resultaban divertidos, con sentido del humor.

Continuará...

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