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DESDE MI VENTANA

Los libros que usted debe

leer antes de morir

Por Denis García Salinas/Desde Mi Ventana

 

Mario Vargas Llosa es quizás el más importante escritor vivo de América Latina. Es Premio Nobel de Literatura y su palabra escrita y hablada tiene un gran peso en la opinión pública. No hay duda que es un escritor polémico y muy elitista.  Unos los admiran por sus innumerables novelas y otros lo desprecian por sus opiniones contra los regímenes que llama dictatoriales, particularmente, los que se proclaman de izquierda. Vargas Llosa ha fracasado en la política en su natal Perú, donde perdió ante Alberto Fujimori, actualmente preso por actos de corrupción durante su Gobierno.  Y ese fracaso lo obligó  abandonar Lima y afincarse en Londres y después en España.  Su pluma es bien valorada en periódicos de habla hispana e inglesa. Por esa razón, Vargas Llosa, con una gran fama a cuesta, se atreve a recomendar a los lectores cuáles son los diez libros que debemos de leer antes de pasar al otro mundo. Es un desafío muy riesgoso.  Es como pararnos en un pie a la orilla de un precipicio en un día de tormenta con fuertes vientos, capaces de derribar a un frondoso árbol con raíces bien atenazadas al subsuelo.

 

Ahora bien, Vargas Llosas nos recomienda leer los siguientes libros, en ese orden: La señora Dalloway, de Virginia Wolf; Lolita, de Vladimir Nabokov; El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad; Trópico de Cáncer, de Henry Miller; Auto de fé, de Elías Canetti, El gran Gatsby, de Francis Scott Fiztgerald; El doctor Zhivago, de Boris Pasternak, El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi De Lampedusa y Opiniones de un payaso, de Heinrich Böll. Cuando leí las sugerencias de Vargas Llosas comprendí que tal lista no incluye a autores de grandes obras maestras de la literatura. Pero a decir verdad, la tarea de Vargas Llosa es muy compleja y  difícil de emprender.  Esa lista genera un debate sin fin. Es muy antojadiza y subjetiva la selección que hacen  los escritores. Sería como viajar en un aeróstato a la Luna o pretender ser Ícaro en la mitología griega, que voló hacia el sol, pero el astro ablandó la cera que mantenía unidas las plumas.

 

Tampoco bastaría una lista de cien libros para abarcar a los principales libros que un lector debe de leer antes de ser arrojado a un sepulcro, en medio del llanto de los familiares compungidos y amigos recordando lo bueno que fuimos.  Por consiguiente, querido lector esa lista de diez libros que nos recomienda Vargas Llosas es también incompleta. Muchos libros que usted leyó y disfrutó, sin duda, no está incluidos en la sugerencia del escritor de La Conversación en la catedral y de la Ciudad de los perros. Yo también pienso que muchos de mis libros preferidos no están allí. No hay duda que la lista de Vargas Llosa se queda chinga y se vuelve un tema no pacífico. Despierta de inmediato polémica y opiniones dispares. El escritor peruano escogió los diez libros que él cree que deben ser leídos antes que cuatro desconocidos, con pala en mano en el panteón, arrojen sobre nuestra tumba un puñado de tierra. Habráse visto.

 

Pero volvamos al tema de la bendita lista de libros. Son tantos las obras que se han publicado en el mundo que esa cifra es ínfimamente insuficiente. Es harto imposible decidir cuáles libros merecer un lugar en esa pequeña lista. Es muy aventurero e imperdonable hacer esa selección y dejar afuera a otras obras maestras de la literatura mundial. Hay novelistas que con sólo sus obras llenarían la mitad de ese inventario. Yo me atrevería afirmar (hacer cada quien su propia lista) que escritores como León Tolstoi (La Guerra y la Paz y Ana Karenina); Dostoyeski (Crimen y Castigo, Los Hermanos Karamazov); Frank Kafka (La Metamofrosis, El Proceso y El Castillo) Charles Dickens (David Coperfield,Olivert Twist, Canción de Navidad e Historia de dos ciudades), y la lista es demasiada larguísima para este artículo que se terminaría con solo nombrar algunos de los escritores que merecen encabezar ese elenco.

 

No sé por qué Vargas Llosa no introdujo en su lista a estos grandes escritores Los Miserables, de Víctor Hugo; EL Quijote de la Mancha de Cervantes, La Odisea, de Homero; En búsqueda del tiempo perdido, Por el camino de Swann, de Marcel Proust., La montaña Mágica, de Thomas Mann, Ulisses, de James Joyce. A Sangre Fría, de Truman Capote o Ernest Hemingway Por quién doblan las campanas y El viejo y el mar y con un largo etcétera.   La respuesta, repito, es sencilla, la escogencia depende del gusto de cada escritor que presenta su inventario. Todo se basa en juicios subjetivos. Ya el escritor Sergio Ramírez afirmó que “La lista de los libros leídos son casuales, caprichosos y circunstanciales”.

 

 Lo que me llama también la atención es que Vargas Llosa no mencionó en ese cuadro de honor al Premio Nobel de Literatura, el colombiano Gabriel García Márquez que cuenta con una prolífica obra que encabezaría esa lista empezando por Cien Años de Soledad, El Amor en Tiempos de Cólera y para rematar la pequeña obrita El Coronel no tiene quien le escriba, tampoco incluye a Jorge Luis Borge, un argentino con una limpia y selecta prosa. Queda fuera también el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, autor de El Señor Presidente, ganador del Premio Nobel. Y el gran escritor mexicano Juan Rulfo: Pedro Páramo, una obra magistral de la literatura latinoamericana. Tengo la impresión que Vargas Llosa, nunca supo digerir su resquemor por la obra de Gabo, que ganó antes que él el Premio Nobel de Literatura.

 

Así, pues, podemos concluir  que estas listas son antojadizas, pero muchas veces ayuda a los lectores a buscar algunos libros que no han leído. Amigo lector, quizás usted tiene en mente su lista de los libros que debe de leer antes de morir, desechando, por supuesto, aquellos libros que a la sexta página lo deja descansar en la mesa, otros porque son harto aburridos y muy extensos que desaniman seguir el hilo de la trama. Espero que después de leer este artículo, Ud. Haga su propio inventario.

 

 

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