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DESDE MI VENTANA

Del terror al exterminio

 

* "No soy crítico; soy descriptivo": George Steiner

 

Por Denis García Salinas/ Desde Mi Ventana


Acabó la lucha entre comunismo y capitalismo. Quizás por el momento. No lo sé con certeza. Esa batalla entre dos ideologías y dos sistemas fue arrojada al basurero de la historia. Karl Marx, que creía en su tiempo que un fantasma recorre Europa: El fantasma del comunismo, ha muerto, y, con ello, la izquierda. Pero su rival, el capitalismo, que, según los comunistas, estaba destinado a su ocaso inevitable, se mantiene vivo y es, probable, que su existencia perdure largo tiempo en la historia. La sociedad internacional ha sido testigo de dos sangrientas guerras mundiales y regionales en el mundo. La segunda conflagración causada por Adolfo Hitler, inspirado en el superhombre de Nietzche, dejó el rastro de la barbarie alemana que taladró el suelo europeo. Sus hornos crematorios y sus cámaras de gas, así como sus experimentos científicos perversos adornaron lóbregamente la antesala de la historia. Cayó la Cortina de Hierro.Winston Churchil popularizó ese término usado por Joseph Goebbels, ministro de Propaganda nazi. Todo ese proceso lo vimos por televisión. Cuando el muro se derrumbó, que separaba a Berlín Oriental del Occidental, inició el fin del Estado Socialista.  El 2 de octubre de 1990 dejó de existir oficialmente la RDA. Allí empezó el oleaje del maremoto que enterró a los regímenes "comunistas" de Hungría, Checoslovaquia, Polonia, Rumania, Bulgaria, Albania y la Yugoslavia de Tito, que estaban en la órbita de la antigua URSS.


Esa guerra entre capitalismo y comunismo pasó a la historia, aunque quizás lo que ha sucedido es una especie de paréntesis o la postergación de esa conflagración final. Tal vez. Hasta aquella frase "Proletarios de todos los países, ¡uníos!" que despertaba emociones y movilizaba grandes masas, solo ha quedado en el desván de la historia, junto a la rueda, como decía Marx. Es probable que nos acerquemos a la guerra de civilizaciones, que nos habló primero Arnold J. Toynbe, y después, en 1993, Samuel Huntington escribió un ensayo sobre esa teoría en la revista Foreign Affairs. Huntintong describe la existencia de nueve civilizaciones:  subsahariana, latinoamericana, sínica, hindú, budista, nipona, occidental, ortodoxa e islámica. Este escritor explicaba que durante la Guerra Fría la URSS y EE.UU tenían sus esferas de influencias. Y así fue. Pero debajo de esa epidermis del globo se gestaba un fenómeno que tiene aterradas actualmente a Europa y Estados Unidos. No obstante, nadie atisbaba la formación incipiente de un Estado Islámico surgido tras el derrumbamiento de los regímenes izquierdistas y la vieja Europa, que les abrió las puertas de par en par a la inmigración. En un artículo que escribí sobre la Revancha musulmana afirmé que "en el siglo XVI el Islam inspiraba en los espíritus occidentales la misma histeria que les inspiraba el comunismo en el siglo XX, afirmaba Toynbee. Hoy eso lo estamos viendo. Somos testigos de días aciagos, que sobrevendrán en cualquier momento.

 

El Islam, su postura radical, está en pie de guerra contra occidente, como ocurrió en el pasado. El Islam radical está resucitando su vieja aspiración de un Gobierno mundial islámico, pero, no hay duda que es un sueño difícil de cristalizar en esta época que EE.UU tiene un poderío sin par". Ese sueño, como se observa, no es solo una aspiración del Estado ISI. Esta es una historia antiquísima. Los musulmanes invadieron el "dominio primitivo de la sociedad occidental, y les faltó muy poco para conseguir posesionarse de su totalidad", según Toyben en su libro "La civilización puesta aprueba." Los musulmanes conquistaron África noroccidental, la Península Ibérica y la Gothia gala (entre los Pirineos y la boca de Ródano). Si leemos la Historia podemos ver que Occidente Medieval fracasó con exterminar el Islam y estos a su vez también perdieron para capturar la civilización occidental.

 

Como un absurdo de la historia ese fantasma del Islam vuelve a recorrer el mundo y, sobre todo, Europa y Estados Unidos, sus enemigos históricos. Quieren reinstaurar el Califato. En el Manifiesto Comunista, Marx afirmaba que "todas las potencias de la vieja Europa se han unido en una Santa Alianza para acorralar a ese fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales de Francia y los polizontes de Alemania." Hoy la amenaza es distinta. Un viejo enemigo del capitalismo renace entre sus cenizas. Y ese fantasma recorre Europa: El terrorismo islámico, cuyos lideres culpan a EE.UU y su aliados europeos del terror. Los fundamentalistas dirigieron sus ataques a objetivos norteamericanos, el golpe más brutal fue el ataque a las torres gemelas de Nueva York, que dejó tres mil víctimas y 6000 heridos. El 11 de septiembre del 2001, hubo tres atentados con tres aviones secuestrados. Eso fue el prólogo de la guerra del terror. Estados Unidos respondió con la invasión a Afganistán y luego causaría un torbellino de conflagraciones que aún no acaba. En el 2003, 160 mil soldados de fuerza combinada de tropas de Estados Unidos, el Reino Unido, Australia y Polonia invadieron Irak y depuso el gobierno baasista de Saddam Hussein, que estaba oculto en un búnker subterráneo como una rata. Ocho años después, en el 2011, Estados Unidos y sus aliados derriban el Gobierno de Libia de Muammar El Ghadafi, que se mantenía en el poder desde hace 42 años. Un dictador que vivía como un Rey. No se llevó su fortuna a su tumba. Tras la caída de Gadafi con ayuda de la OTAN, Libia se empantanó en una guerra tribal, que hoy perdura.

 

Mientras escribo este artículo, el Estado Islámico ISIS se atribuye otro atentado terrorista en Irak, con un coche bomba que dejó al menos 120 muertos y 130 heridos. Esto se produce cinco días después del atentado suicida que sembró el terror en el aeropuerto Ataturk de Estambul, cuyo Gobierno apoyó en principio a los islámicos. El saldo: 30 muertos. Esta espiral del terror se sucede al mes sagrado musulmán: El Ramadán. Luego siguieron otros atentados. Los islámicos no pueden enfrentar al Imperio en una guerra convencional, por eso practican el terror sin mirar a quién golpean. En tanto, EE.UU ha empezado a utilizar ataques con drones contra refugios musulmanes, pero que causan bajas colaterales de niños, jóvenes y ancianos que viven en el vecindario de los enemigos de Estados Unidos, que ocupan a suicidas para lanzarlos contra occidente. La población civil es la víctima de esta guerra de exterminio y de terror.

 

 

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