El investigador Jaime Incer Barquero ha registrado los diferentes fenómenos volcánicos que han sucedido en el transcurso de la historia del país, plasmándolos en el libro “Volcanes de Nicaragua”, donde cada erupción de los diferentes colosos está debidamente fundamentada con testigos, estudios científicos, fotografías, entre otros detalles que abonan a plasmar la historia de los mismos, según el científico.
“Hace muchos años empecé a escribir la Geografía de Nicaragua, sobrevolé, escalé, visité, fotografié, me documenté sobre los volcanes para poder escribir y conté con la asistencia de vulcanólogos extranjeros; fui contratado por el Departamento de Vulcanología del Hemispheric Institute en Washington, me brindaron todas las comodidades y me dediqué a visitar todos los centros de documentación y realicé un recuento bibliográfico de todas las erupciones volcánicas de Centroamérica; logré documentar más de 400 erupciones en cuatro siglos de 1524 a 1924, comenzando con los volcanes de Guatemala hasta Costa Rica, exceptuando Honduras (país que no tiene volcanes). Y en ninguna se registró una erupción tan peligrosa como la del Volcán Cosigüina en 1835 (coloso extinto al oeste de Nicaragua, ubicado en el municipio de El Viejo, departamento de Chinandega) que cuando vinieron los españoles éste estaba en plena erupción y por cuestiones supersticiosas o religiosas creyeron que era la boca del infierno”, señaló el intelectual Jaime Incer Barquero.
En relación a la actividad del volcán Masaya, este ha sido de carácter efusivo o sea solamente tiene emisiones de lava, no es como el Cerro Negro, El Momotombo, El Telica, que lanzan cenizas, arena, gases, columna de humo, etc. Recuerdo que antes de establecer el Volcán Masaya como parque, vino un grupo de vulcanólogos del Parque Nacional de los Volcanes de Hawái, quienes estudiaron junto a mi persona la posibilidad de abrir esta área como un Parque Nacional y ellos evaluaron los riesgos ante un espacio abierto al público, concluyeron que producía mucha lava fluida pero que no era explosivo, según sus conclusiones la última explosión de este fue hace 5 mil años, dejando como huella el gran óvalo que abarca desde la laguna hasta el borde de Ticuantepe, aseveró Barquero.
Son muy pocos los volcanes que producen estas erupciones y de acuerdo a los estudios he podido establecer que un volcán emite lava cada 25 ó 30 años. Gonzalo Fernández de Oviedo documentó sobre el volcán Masaya y según narra los indios le refirieron que ahí habitaba una bruja y que había que ofrecerle sacrificios de jóvenes y doncellas para aplacar su furia, después de la conquista hay reportes más cronológicos; porque los volcanes fueron temidos en determinada época, hoy son admirados, aseveró el escritor.
Hay volcanes que permanecen activos en Nicaragua como El San Cristóbal, El Concepción, el Masaya recientemente reactivado, El Telica, activo y el Momotombo que tenía 100 años de estar silencioso, pero voló el tapón de lava y comenzó a expulsar lava, aparentemente ya está tranquilo. Hay que aclarar que cada volcán tiene su propio mecanismo y su propio bolsón de lava (cámara magmática) y cuando ésta se llena sube y si hay gases hay explosiones, sino sólo derrame de lava, pero de forma lenta apenas metros por hora. “Un amigo encendió un cigarro en una de esas piedras ardientes, es decir, la lava no baja de forma arrollante, termina la emisión, el volcán, luego se enfría y queda una piedra quemada, explicó Barquero.
El volcán más activo de Nicaragua es el Telica antes hacía erupción cada 5 años ahora cada año. Siempre que un volcán tenga fumarolas está activo aunque no miremos la lava y no necesariamente la erupción de un volcán activa otro; porque cada volcán tiene su propia cámara magmática y la expulsa en forma de lava, gases, cenizas, arena, etc.; puntualizó el estudioso durante el programa Conversando con María Elsa Suárez, Directora del Noticiero CDNN-23 y Bolsa de Noticias.