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EDICCION ESPECIAL POLICIA 2012
EDICCION ESPECIAL EJERCITO 2012

ESCENARIOS DE NICARAGUA – COLOMBIA, DESPUÉS DE LA HAYA

El papa Inocencio III -uno de los pontífices más poderosos de la Historia-, afirmó desde la oscura y despiadada época medieval: "El Derecho sólo es útil cuando las dos partes tienen la misma fuerza". Me resisto a aceptar que sea así, la frase lleva a pensar sobre la validez del derecho, la pretensión del más fuerte. Injustas prácticas y lamentables consecuencias. Estas reflexiones vuelven con la decisión inapelable -conocida el 19/11/2012 sobre al diferendum entre Colombia y Nicaragua-, de la CIJ de La Haya. ¿Prevalecerá la razón sobre la fuerza o, se manifestará la prepotencia del poderoso? Confiamos subsista la razón, sensata y justa y no la respuesta arbitraria y prepotente.

La reacción inicial de Colombia fue de rechazo, actitud que esperamos sea replanteada con serenidad y madurez. Nicaragua aceptó la decisión y llamó a acatar la sentencia, como expresión de una política de Estado de unidad nacional en los asuntos limítrofes, que le permitió articular sus sólidos argumentos, asegurándose la gestión efectiva ante La Haya. El Tribunal confirmó la soberanía de Colombia sobre una franja del Mar Caribe, el archipiélago de San Andrés y los cayos. Lo sensato sería asumir una actitud distinta: si no de agradecimiento, al menos de resignación responsable para readecuar el ejercicio de su soberanía.

A partir de la sentencia y las reacciones iniciales, estimo cuatro escenarios:

A pesar de la diferencia de fuerzas y de medios militares y económicos, Colombia y Nicaragua acatan la sentencia de La Haya y acuerdan un plan ordenado de entrega y ajustes de lo establecido en el fallo. Es el escenario conveniente para ambas naciones y para preservar el orden jurídico internacional: actitud ejemplar ante sus pueblos y el mundo. Si no, ¿con qué autoridad reclamarán respeto a la ley nacional o internacional? ¿cómo ganarían la confianza de otros para cumplir compromisos que asuman?

Nicaragua acata el fallo, pero Colombia lo rechaza de manera definitiva y parcial. En consecuencia, no permitiría de hecho que el país centroamericano ejerza su soberanía en su mar territorial. Ante ello es de esperarse que pasen varias décadas, que Nicaragua denuncie en los foros internacionales y gestione apoyo contra el incumplimiento de Colombia, con el consecuente deterioro de las relaciones mutuas y la duda sobre los mecanismos para la paz y la convivencia entre las naciones.

Nicaragua acepta lo resuelto y Colombia lo rechaza públicamente por el complejo escenario político interno actual, pero está dispuesta a aceptar la sentencia unos años después. Las descalificaciones y la búsqueda de culpas por el "inesperado" resultado de La Haya pueden ser reacción inicial normal, al temor del gobierno colombiano de mostrar debilidad mientras negocia con las FARC y frente a sus graves problemas de inseguridad. Es posible que ambos gobiernos se comuniquen, quizás en privado, para precisar el momento de cumplir el fallo.

Otro escenario desafortunado: Colombia asume una actitud agresiva e irracional ante la limitada capacidad ofensiva en el pedazo del mar territorial de Nicaragua, agudizando las tensiones, desafiando al máximo Tribunal, rompiendo el orden jurídico internacional y provocando encontronazos bélicos de agresión a marinos y pescadores. Confiamos no ocurra.

Ante el derecho concedido, una oportunidad de desarrollo, Nicaragua tiene necesidad de reordenar sus capacidades y establecer alianzas para el patrullaje y explotación de sus recursos. El 90% de la droga del Sur hacia E.U. pasa por C.A. y el Caribe. El país ha demostrado buenas competencias en la seguridad ciudadana y contra el crimen organizado; ahora debe ampliar su vigilancia al Este del meridiano 82 (90.350 Km. cuadrados), sin olvidar que la lucha contra el narcotráfico es una responsabilidad internacional compartida.

Necesitamos seguir construyendo el bienestar de nicaragüenses y colombianos: pueblos y gobiernos hermanos, latinoamericanos, con aspiraciones de paz y desarrollo, con cultura e historias compartidas, unidos por la sangre de indios, blancos y negros; seres humanos en la casa común, la Tierra, en la región tropical del continente. Recurrimos a un árbitro para dilucidar las diferencias en el Caribe, ahora debemos aplicar con responsabilidad el fallo. Aspiramos a que las fronteras latinoamericanas artificiales sobre mar y tierra terminen y sea posible el sueño de Bolívar y Sandino. Mientras tanto, las convenciones necesarias existen, deberemos respetarlas basados en el Derecho Internacional.

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