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EDICCION ESPECIAL

La energía renovable, la esperanza
ante el agotamiento de
los combustibles fósiles

I Parte

Por Denis García Salinas/Desde Mi Ventana


El mundo solo tiene petróleo para 40 años porque antes que termine el siglo XXI ese recurso no renovable se agotará inevitablemente, según los científicos. ¿Será el final de la Humanidad? Probablemente, no. El hombre, sin embargo, tiene la posibilidad  de utilizar otros combustibles fósiles como el carbón y el gas natural para sobrevivir.  El carbón solo le permitirá 200 años. Y ¿después qué? Hay otras fuentes renovables, pero no todas las naciones poseen esos recursos y más son dependientes de las fuentes no renovables. La energía azul (agua dulce y salada); geotérmica (el calor de la tierra); los ríos y corrientes de agua dulce (energía hidráulica o hidroeléctrica); los mares y océanos(energía mareomotriz); el Sol (Energía solar) y las olas (energía undimotriz). Y la biomasa, energía renovable que no contamina como el petróleo, ha cobrado suma importancia a consecuencia del efecto de invernadero y su secuela del calentamiento global por el uso de combustibles fósiles.

En ese sentido, los países  como Nicaragua que carecen de petróleo, tienen una pesada dependencia energética a naciones productoras de combustibles fósiles como Venezuela y México. Fabian Jochen, que elaboró un trabajo sobre las distintas fuentes de energía, afirma que Nicaragua ocupa el 30 % de consumo de petróleo para la producción de energía eléctrica. El Gobierno de Nicaragua quiere romper  con esa atadura al oro negro y con el abuso de la leña como fuente de energía.  Según el estudio de Jochen, "la mayor parte de la energía bruta (57%) todavía se produce de la leña, particularmente para cocinar". La demanda de la energía eléctrica ha crecido sin cesar, en los últimos años, lo que ha obligado al Gobierno a buscar nuevas alternativas de producción de energía eléctrica.

Otras fuentes de energía renovables

Nicaragua utiliza ahora cuatro parques de vientos (energía eólica) en la región de Managua/Rivas/Ometepe. Los críticos de esta fuente renovable aseguran que ésta impacta en el paisaje, causante de ruido de baja frecuencia y puede ser una mortal trampa para aves.    Otra fuente no renovable es la hidráulica, pero tienen el problema de provocar pérdidas de biodiversidad, generan metano y provocan pandemias como fiebre amarilla, dengue y aumenta la salinidad de los cauces fluviales, según los especialistas.  Nicaragua invertió 1,100 millones de dólares en cuatro años para la construcción de la más importante presa hidroeléctrica de Centro América en el municipio de La Cruz de Río Grande, en la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS).  El proyecto Tumarín inició en el 2013 con financiamiento del BCIE, del BID y el Banco Nacional de Desarrollo Económico Social (BNDES) de Brasil. Esta entidad última concedió a Nicaragua un préstamo por 342 millones de dólares para las obras de construcción.  

Tumarín será de Nicaragua dentro de 26 años

La empresa de Tumarín tiene una potencia instalada de 253 megavatios, que generará 3,000 empleos y ahorrará 80 millones en importaciones de petróleo. Pero este es un proyecto para un período de diez años desde el inicio de su construcción.  Con esta  Ley 695, (Ley Especial para el desarrollo del proyecto hidroeléctrico TUMARIN), la empresa deberá entregar al Gobierno después de 26 años de operación y una vez recuperada la inversión de la obra. Mientras tanto, el país sigue sediento de energía. Por tal razón hay que buscar alternativas más rápidas de explotar y amigables con el medio ambiente. Inversionistas nacionales y extranjeros están interesados en invertir en el sector de energías renovables, pero se muestran desconfiados ante la ausencia de un marco regulatorio legal. La Ley para la Promoción de Generación Eléctrica con Fuentes renovables estipuló un período de 10 años, a partir de la publicación de la Ley (2005) de beneficios tributarios a las empresas inversoras. Es decir, exoneración de pago del impuesto sobre la renta por un período de siete años, a partir de la entrada en operación comercial del proyecto.  El entonces diputado Agustín Jarquín expresó, en esa oportunidad, que las exoneraciones que facilita la ley permitirán un ahorro entre 5,5 y 6.5 US/ KWH.

Combustibles incendiando la atmósfera

Hace algunos años los nicaragüenses  desconocíamos lo que era el calentamiento global. Veíamos deshielo como un fenómeno incierto.  Pero hoy nuestros ríos se han secado,  tierras convertidas en desiertos y nuestro clima es demasiado tórrido. Pareciera que el fenómeno El Niño-escasez de lluvias en un caso- está perpetuamente estacionado en Nicaragua. Prácticamente, solo tenemos un larguísimo y ardiente verano. Nuestro gran pulmón, la Reserva Bosawás, está siendo paulatinamente despalada por inmisericordes colonos. Las advertencias del Protocolo de Kioto parecen no preocupar a nadie.  Los expertos aseguran que hemos emitido suficientes gases de efecto invernadero para hervir el planeta por varias décadas.

En el Siglo pasado (XX) se experimentó el mayor calentamiento de la tierra en al menos mil años. El aumento del CO2 y otros gases que absorben calor en la atmósfera han contribuido  a esa sofocación. El futuro se vislumbra peor. El Ártico se calienta y el hielo se derrite en mar y tierra, lo que eleva el nivel global del mar. Este derretimiento amenaza con engullirse ciudades costeras como el sur de Luisiana, EEUU, Shangai, Bangkok, Yakarta, Tokio, Nueva York, Bangladesh. Incluso Holanda, que lucha contra el mar, utilizando su gran tecnología, sus murallas y esclusas, está a punto de sucumbir, en un futuro no lejano, ante un encolerizado mar. Las costas se hunden un metro por siglo, aseveran los expertos. Pero esta catástrofe  no es producto del capricho del clima ni una pesadilla tecnológica. Tampoco es una maldición celestial.

Durante siglos el hombre ha estado acabando con inmensos bosques y quemando carbón, petróleo y gas.  Esto ha expulsado a la atmósfera, tan golpeada, dióxido de carbono y otros gases. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, de la ONU, ha culpado al hombre de causar el mayor calentamiento del siglo pasado. Seguimos contaminando nuestro planeta. Los resultados son catastróficos: Se derriten los glaciares, se eleva el dióxido de carbono, se calientan los océanos, sube el nivel del mar, brutales sequías, en fin, estamos zarandeando nuestra única casa: La tierra.

(Continúa)

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