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EDICCION ESPECIAL POLICIA 2012
EDICCION ESPECIAL EJERCITO 2012

URGENTE: RECUPERAR ESPACIOS PÚBLICOS Y COMUNITARIOS

El sandinismo, desde su programa histórico y en el gobierno, ha demostrado su compromiso con los intereses populares que son el bienestar común y se expresan particularmente en la organización y participación local, en la atención a las necesidades de las personas más vulnerables. Desde el cristianismo es "la opción preferencial por los pobres". Como ciudadanos, es solidaridad y responsabilidad cívica.
La solución a las profundas demandas sociales de vivienda y trabajo requieren un largo proceso por el déficit acumulado. El acceso a vivienda digna es una aspiración legítima a pesar del esfuerzo gubernamental durante los últimos años. El trabajo, es un derecho que continúa siendo de subsistencia (65.2% demanda empleo; M y R, enero 2013), requiere calificación -condición para el desarrollo-, actualmente tiene gran peso informal y precario. Ambos asuntos deben resolverse con criterios de ordenamiento urbanístico y Políticas de Estado para evitar, como ocurre en Managua y otras ciudades, y sobre los cuales diversos grupos se han pronunciado y movilizado y en otros lamentablemente "se han dormido", continúen perdiéndose las áreas comunitarias y públicas.
Muchos de los espacios vecinales y parques para la recreación comunal, al eliminarlos, por invasiones o quizás amparados en alguna "disposición gubernamental" para edificar viviendas o negocios (aparente solución de habitación y trabajo), se aumenta el hacinamiento, se reducen las áreas verdes, se afecta el medio ambiente y la salud colectiva, lleva al colapso de los servicios básicos, deteriorando la convivencia y, aumentando la inseguridad y la violencia. En tales casos, a partir de la decisión inicial por autorizar o dejar que suceda sin hacer nada –pecado, delito o negligencia por omisión-, el interés particular sacrifica el interés público, el bienestar comunitario se afecta por el beneficio personal.

La ciudad se expande, la población crece

Los riesgos por sismos e inundaciones por corrientes y caudales naturales aumentan cuando el diseño urbanístico se descuida. La basura prolifera por falta de responsabilidad y educación de los pobladores e insuficiente capacidad recolectora y de exigencia de las entidades encargadas. El comercio invade los alrededores de muchos edificios públicos (¿logrará salvarse el nuevo edificio de juzgados de Managua?) y privados impidiendo el paso y provocando desorden. Calles de muchas colonias y barrios han sido adsorbidas por negocios formales e informales, pequeños y grandes. Afortunadamente la economía también crece, pero se requiere regular sus ámbitos de expansión urbana para evitar las consecuencias indeseables del desorden y la improvisación.
El Movimiento Comunal recientemente retomó su protesta por la amenaza de urbanizar el cerro Mokorón, hemos visto reclamos de pobladores de Ciudad Jardín –residencial que el Mercado Oriental se ha tragado-, porque se pretende eliminar el parque –último espacio común- y construir locales para comercio, en la Colonia Centroamérica, en un área verde por La Cuesta, en diciembre comenzaron la construcción una vivienda.
Se extinguen los andenes peatonales cediéndolos como parqueo o escaparates para negocios que se instalan sobre la vía. Falta regulación y control, las áreas de vivienda son absorbidas y la vida tranquila se trastorna. El congestionamiento vehicular aumenta, los espacios para esparcimiento se restringen, las áreas verdes son desbastadas ¿Qué hacer? ¿Cómo revertir lo perdido que amenaza extenderse? El silencio cómodo o cómplice y la respuesta tardía agudizarán el daño.
Desde la organización comunitaria es fundamental la movilización popular para evitar que cada colonia y barrio pierda los espacios que hacen su convivencia sana y equilibrada. El sandinismo sin lugar a dudas tiene un compromiso en tal sentido. Desde el gobierno central y las municipalidades conviene revisar cómo se maneja el asunto, y en función del bien común, revertir las autorizaciones concedidas, recuperar áreas comunitarias, restituirlas por la salud, la convivencia y la paz social.
El desarrollo ordenado y planificado trae grandes y sostenibles beneficios: personas que habitan ciudades limpias, ordenadas, seguras, prósperas y sanas. El crecimiento desordenado e improvisado, aunque pretenda "resolver" necesidades de vivienda y empleo inmediatos, no es sostenible, agudiza la desigualdad, produce distorsiones, tráfico, contaminación, insalubridad y basura, deteriora el medio ambiental, aumenta la vulnerabilidad ante los riesgos naturales y sociales, genera hacinamiento, descontento y violencia.


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