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OPINIÓN

¡¡ Un Santo Varón !!

 

¡¡Tuvimos un SANTO en la tierra!! Estuvo entre nosotros poco tiempo. Aquel bromista que se rió de la vejez de la muerte. Les hablo del muchacho flaco leonés, de SANTOS RENÈ NÙÑEZ TÈLLEZ. Un santo varón que hizo cualquier cosa con tal de responder a las expectativas que la mayoría de nicaragüenses depositamos en sus manos, sin importar el costo de su salud o de su vida. Fue un líder, un dirigente que inspiró lo mejor, y no lo peor de nosotros… aquel hombre honrado y valiente hasta su muerte!!


Santos René Núñez Téllez, fue noble hasta exponer su vida por los demás. Vivir, para muchos fue un acto de rebeldía. Para otros, resistió con valentía, y para los demás, sobrevivió a pura sabiduría. Su padre Carlos Núñez, de oficio carpintero, y su madre doña Matilde Téllez, costurera, plagados de desigualdades económicas. Seguramente influyó en el muchacho adoptar una postura política y social, porque había una realidad nicaragüense signada por una dictadura que devoraba a la nación: nunca olvidaba los dolores de la gente y con su aliento trataba darles alegría.


Nuestro hermano tuvo como antojo honrar siempre a su compañera, su mujer, su novia: Leana Vivas, y sus hijos por supuesto. Leana fue su único amor. Ambos se amaron con respeto. Amar a alguien es algo muy difícil. Ellos no permitieron que nadie los separara. Su amor olía a pétalo fresco. En realidad René y Leana tenían una fiebre que les entró y nunca se fue. Nunca se curaron. Un secreto con una maestra de escuela a la que se unió, pero además, enseñaban a sus hijos a descubrir el gozo de la vida, la música, el color, la alegría, la unión, la paz… saber escuchar!!


Hermosos tiempos de lucha aquellos cuando conocí a René en 1967, con su cartapacio marrón al hombro marchaba a su oficina de INDE. Por la tarde con documentos y libros junto a su corazón a las oficinas del CUUN de la UNAN. Siempre calmo, tranquilo y relajado. Emergió como ejemplo. Siempre desgarbado como cargando una pesada mochila de honradez, humildad y sencillez. Desde entonces guardamos una amistad, que como digo: Una amistad verdadera pegada con DIGNIDAD. Fue un hombre que emprendió un proceso de enseñanza que cambió la vida de muchos.


Se metió a redentor – igual que el Maestro de Galilea – llevó prisión, tortura, escupitazos, humillaciones, pero siempre mantuvo en alto su dignidad. Siempre continuó su trabajo de enseñanza desde otras trincheras. Su brazo que no era de herrero de establo pero enérgico nos empujaba para salir del letargo inmerso que caímos por causa de la tiranía somocista. Fue un hombre como escapado del pensamiento de Fiedrich Hegel, René nunca abandonó ni su raíz ni su tierra.


Dejó sus sandalias de estudiante para calzar botas guerrilleras y vencer generales y coroneles – igual que Tomás Borge nadie tenía la bala para matarlo -. Ni la guardia de Somoza ni la contra de Reagan pudieron. Ahora le pertenece al mundo. Se fue con su corazón sano. Se fue amándonos a todos. Se fue cuando él quiso. Tuvo duras y largas batallas con la muerte. La parca le bailaba "La Danza Negra" con marimba de huesos. Pero como dijo el poeta español Jorge Manrique: "Nuestras vidas son como los ríos que van a dar a la mar que es el morir"… pero Santos René Núñez Téllez vive, carajo!!


En 1976 René formó Parte de las 111 personas del FSLN condenado por una Junta Militar con un Consejo de Guerra amañado. El flaco fue afectado por el asesinato de Carlos Fonseca Amador (08/11/76). Como periodista de EXTRAVISION lo entrevisté con la advertencia del coronel Sergio Calderón Mendieta: "Ni te la van a dejar pasar", - La censuró el Código Negro -, manipulado por el coronel Alberto Luna Solórzano.


La entrevista hablaba de la ternura y fortaleza de Carlos. René dijo: "Carlos nos enseñó a rasgar la tierra para encontrar nuestras raíces. Igual que Sandino es hijo natural, pero ambos asumen la función de terminar con la miseria para todos". Fui su testigo de buena conducta a petición del Comandante Tomás Borge, y el coronel Cristobal Merlos Murillo, fiscal de la Corte Militar. Tuvieron la libertad con la toma del Palacio Nacional el 22 de agosto de 1978… mientras Somoza y su gente se quedaron con "lágrimas de cocodrilos".


René regreso a Nicaragua por montes y veredas. Llegaba lleno de vitalidad, como el último de los soñadores que ponen pie en nuestra patria. Cruzó en pleno invierno que él lo convirtió en una eterna primavera.

 


Se acordaba de los verdugos que giraban la rueda de torturas, de cómo sus verdugos gozaban y se divertían estirando sus débiles músculos, pero no lo asustó, no temió a ese mal fruto. Presidió la Asamblea Nacional, al igual que su hermano Carlos, dejando un Poder Legislativo que apuesta a la estabilidad y la seguridad de todos. René y Carlos siempre se enfrascaron en los pobres. Pidieron a los políticos acordarse de los débiles. Siempre fueron conscientes de que nadie nos regalaría la prosperidad, entonces había que trabajar duro, muy duro… y cuidar la cosecha de todos!!


El 9 de enero de 2007 tuve un gran gusto – me rodó una furtiva lágrima por la mejía – cuando juramentó al comandante Daniel Ortega como Presidente de la República. Ataviado de blanco impecable, y con sonrisa franca y fraterna impuso la banda azul y blanca a Daniel. Me gustó mucho también verlo como el DÉCIMO miembro de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Una fotografía que rápidamente fue interpretada de mil maneras. Muchos lo celebraron, y aún la guardan entre sus mejores recuerdos, porque René llevó cicatrices que son huellas de sus grandes batallas.


El sol rojo de Nicaragua flameaba sobre los cafetales y naranjos en flor cuando René el 10 de enero de 2005 asume la presidencia de la Asamblea Nacional. Llegó cultivando lealtad, amistad, creando redes entre diversos sectores. Todos lo admiraron. Personalmente quedé contento y agradecido porque siempre me recibió en su despacho y conversamos cosas de la vida. Me fui dolido en una ocasión verlo arrastrar un tanque de oxígeno haciendo como buen torero una "verónica" al "MIURA de la muerte". En otro momento me fuí optimista y alegre – aunque cargaba un micrófono inalámbrico para escucharlo -, y me contó de una intervención quirúrgica en sus cuerdas vocales… Yo le dije: "Veee, pueees, el compa René es otro Pavarotti, Plácido o Boccelli"!! Entonces rió, rió y rió como muchacho loco!!


"Te felicito, los maestros tienen su GABO", me dijo cuándo le presenté los borradores de mis libros: "Letra con Sangre" y "Que todos se Levanten". Me sentí que brillaba como sol (qué vanidoso). El segundo libro en la contraportada muestra nuestra amistad pegada con dignidad. El primero me lo editó en la Imprenta y Reproducciones de la Asamblea Nacional. Escribió: "Es un libro para maestros, estudiantes y personas que no conocieron la historia de la lucha sindical de los educadores de la Federación Sindical. Además es el pensamiento de un maestro luchador, de un periodista valiente, y contador de hechos agradables por su narrativa relajada". Qué agradecido me sentí después de aquella reunión con él.

 

¡¡Caramba!! El flaco René fue tan noble y humano. Sabía llorar, reír, cantar. Callaba pero no tenía espíritu mudo. Para la Navidad o la Gritería nos convertíamos en revolucionarios bohemios. Con Nathán Sevilla y Luis Hernández (q.e.p.d.) "APORREÁBAMOS" mosaicos musicales. Nos encantaba: "Come Prima", "Al´ Dilá", "Volare" y la más bella de todas "Nicaragua, Nicaragüita", que al final gritábamos: "bravo tenore, bravo"!!. No era una fantasía, era amor y cariño entre amigos verdaderos. Se fue diciéndonos adiós a todos. Durante su corta vida siempre delineó la rebeldía de su generación… ¡¡Gracias, te queremos, René, te queremos!!

Por Silvio Mora

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