El mundo ideal en medio de la catástrofe
Por Denis García Salinas/Desde Mi Ventana
NINGÚN PRESIDENTE DEL MUNDO está sometido a un stress tan intenso como el sufrido por Barack Obama. Hasta su cabello se ha plateado un poco. Y no es para menos. Es el hombre más poderoso del planeta y su trabajo consiste en manejar las riendas de la política mundial del Imperio más moderno y poderoso de la tierra. Sus problemas no solo son locales, sino internacionales. Hoy Obama está en la picota pública con la muerte de un joven y un hombre de color en manos de la Policía. Sus muertes fueron colgadas en la red de internet. En otras palabras, Obama no solo tiene un vecindario pendenciero, sino más allá de sus fronteras tiene que lidiar con conflictos, problemas ambientales y la peste del ébola en África y que se ha colado a otros países. ¿Cuál gobierno tiene esas tareas? Ninguno. Han cuestionado a Obama por lo errático de la conducción de las crisis políticas, económicas y ambientales. Los más radicales aseguran que Obama ha sido desbordado por ese ciclo de crisis al extremo que su administración está desbocada y sin brújula. Se le ve, desde la óptica de los catastrofistas, como un barco a la deriva en el mar tempestuoso del desorden mundial. Pero sus defensores minimizan esas diatribas. Para ellos, el mundo vive el momento más pacífico de la Historia. Lo acusan, particularmente, de promover invasiones y guerra en distintos lugares del hemisferio.
LOS PERIÓDICOS HISPANOS HAN TRADUCIDO de los diarios estadounidenses ese poder que aseguran está fuera de control. Si bien es cierto el mundo no se va a derrumbar, el planeta está inmerso en una serie de conflictos y decapitaciones de extranjeros por los extremistas del Estado Islámico. Hoy se ven más huracanes, tifones, sequías y contaminaciones ambientales que en el pasado. A la par de esa catástrofe aumenta el crimen, el desempleo y la hambruna en el mundo. La FAO asegura que más de 800 millones de personas padecen hambre. Sin embargo, otros creen que en el mundo hay menos guerra que en el pasado, menos analfabetas y pocas dictaduras pueblan la geografía mundial. Llegan al extremo de asegurar que la tierra nunca ha sido acogedora como lo es hoy en día. El presidente Obama y algunos intelectuales defienden esa tesis de un mundo cada vez mejor. Incluso ha dicho que este es ¡¡¡el mejor momento para nacer!!! Obama cree que la violencia ha disminuido y vivimos momentos de paz nunca vistos en el pasado. Opinión refutada por Ban-kimoos, Secretario General de la ONU, quien ve un mundo lleno de refugiados, ciudades bombardeadas, virus que se expanden sin cesar y derechos humanos conculcados en cualquier lugar. En nuestros países pobres en estos momentos no es un buen lugar para nacer cuando no hay empleo y la crisis aprieta el estómago. Basta observar a mujeres, viejos y niños esperando en la intemperie con dos días de antelación para abrir las purísimas del Estado. Ya perdieron la dignidad y la vergüenza. El hambre, que lacera sus vientres, estruja sus mentes hasta dejarlos sin pensar.
EN ESE DEBATE DE UN MUNDO MEJOR O PEOR, los defensores de ese planeta ideal culpan a los medios de comunicación de publicar solo noticias catastróficas. Una aseveración torpe que no tiene asidero alguno. Los periodistas nos limitamos a recoger los hechos que suceden a diario en el país. No inventamos sucesos. El ataque al World Trade Center, en septiembre del 2001, no fue un invento de The New York Times, ni el Washington Post creó el escándalo del Watergate, que precipitó la caída de Richard Nixon. Ni mucho menos los periódicos y canales expandieron el ébola tampoco iniciaron los conflictos en Siria, Irak, Afganistán, Croacia, etcétera. Es el hombre el creador de ese mundo que para unos es cada vez mejor y para otros cada vez es un infierno. Nadie de los que leen o escriben en su computadora se puede imaginar el profundo pozo de la pobreza que agobia a los países subdesarrollados. Es un círculo harto difícil de salir. Se requieren grandes sueños, acceder a la educación y conseguir un trabajo. Ya en la Cumbre Iberoamericana, celebrada en Veracruz, México, se remarcó la necesidad de reformas estructurales y el impulso de la calidad educativa. Allí quedó al descubierto el fin de la bonanza de los crecimientos regionales del 6 %. Ahora apenas superarán lo que llamaron la "barrera psicológica" del 3% del PIB. Brasil sin poder salir de su laberinto; Argentina empantanada en la recesión, Venezuela en el círculo vicioso de la crisis económica y México, agobiado por la corrupción y el crimen. Y Nicaragua soñando con su Canal para salir de la pobreza. Mientras las manifestaciones se deslizan por las calles.
HOY EL MUNDO ESTÁ CADA VEZ MÁS INTERCONECTADO por las redes sociales, pero hay un submundo, poblados de millares de pobres, que no conocen una computadora, una tabla o la internet. Las estadísticas indican que en Nicaragua apenas un mínimo de personas está conectado. Por eso existe una absoluta mayoría de analfabetas digitales. El desafío sigue siendo estrechar la brecha de pobreza y falta de educación, en un país que viven con apenas dos dólares diarios. Es decir, solo tienen para comprar una libra de frijol, cinco tortillas y dos bolsitas de pinolillo. Esa es su mísera dieta. Con un ejército de pobres el mundo no puede ser grato ni cada vez mejor. Ese planeta agradable que unos ven, los científicos le echan una pala de tierra. En los últimos 500 años (un "pestañeo" en la Historia) los humanos han "desencadenado una ola de extinción, amenaza y declive de las poblaciones locales de animales," escribió un científico de California. Antes las extinciones fueron provocadas por volcanes, meteoritos y otros fenómenos. Ahora esta sexta extinción es la responsable del cambio ecológico global. Tal vez peor que la extinción de los dinosaurios. Ese mundo visto desde un ángulo empañado no puede ser un "tiempo mejor".
