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DESDE MI VENTANA

Acoso en el paraíso

 

Por Denis García Salinas/ Desde Mi ventana

 

Cuando Jehová creó a Adán y Eva, según la Biblia, eran perfectos. Asegura que sus mentes y sus cuerpos no tenían defectos. Jehová le dió un hogar: el jardín del Edén. El Libro de los Libros describe ese lugar como muy hermoso y donde había un río, árboles y animales. En suma, un paraíso. Pero esa historia no cuenta cuánto tiempo duró el presunto ángel, que se rebeló contra Dios, en persuadir a Eva para convencer a Adán que comiera de uno de los árboles del jardín. Sin duda, Eva es la primera mujer en la tierra que se rebela al poder de Dios. No le importó la advertencia de Jehová de no comer de ese árbol la manzana prohibida, porque si lo hacían morirían ambos. Me pregunto por qué no fue un banano, una pera, un mango, o una naranja del trópico. Será porque América no existía para Dios, hasta que Colón, de un chiripazo, “descubrió” el Nuevo Mundo. O quizás porque la manzana se antoja apetituosa, jugosa, rica y embriagadora.

 

 

Expulsados del Edén

 

Algunos escritores consideran que esa fruta roja y dulce es relacionada a la sexualidad. El rojo siempre ha sido un color atractivo, seductor, pecaminoso y subyugante. La manzana puede ser también asociada a unos carnosos y bellos labios. Tal vez por esa razón, Adán no pudo resistir la tentación de la manzana prohibida que le ofreció Eva. Aceptar esa fruta y comérsela fue su grave error. Según la Biblia, ese fue su “pecado”. De inmediato, Dios expulsó a la pareja del jardín edénico.

 

Siempre me he preguntado cuánto duró Eva para convencer a Adán y rebelarse contra Dios para acceder a comer aquella jugosa y manzana. Acaso, Eva mordió el trozo de manzana, insinuándosele a Adán de tal manera que enloqueció de pasión al pobre hombre. Sin duda, Eva usó sus encantos y mordió, despacito, la manzana, mientras de sus carnosos labios se derramaba unas gotas de ese néctar. Me imagino que Adán perdió la cabeza y desobedeció a Dios. La Biblia no detalla nada de ese acoso de Eva contra Adán. Ambos, según la Biblia, son culpables de esa acción, iniciada por Eva, que lo acosó y acosó hasta que cometió el pecado de morder del fruto prohibido. Ambos fueron arrojados al infierno dantesco de la tierra. Por eso, dice la Biblia, somos pecadores. Sin equívocos podría afirmar que el acoso nació en el jardín del Edén. Por eso el acoso es tan viejo como la Historia.

 

El “pecado”

 

 

Ese jardín es, literalmente, el principio del acoso sexual en la humanidad. Una manzana provocó la caída del hombre. Y hasta el momento no ha habido redención de ese “pecado”. Si no veamos la historia.

 

El acoso de Eva a Adán al comer la manzana prohibida es interpretado de otra manera: Al apropiarse de esa fruta del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal quisieron ser semejante a Dios. Adán y Eva querían ser dioses. Ser indestructibles. Querían el poder, y, por eso, lo desafiaron. Ninguno era inocente, como lo plantea la Biblia. Las nuevas interpretaciones de la Biblia aseguran que, al comer la fruta prohibida, la pareja descubrió la sexualidad. Algunos escritores creen que el acto de comer la manzana es una metáfora del acto sexual.

 

¿Es culpable Eva?

 

 

Entonces podríamos asegurar que la historia del Génesis se asocia al deseo carnal de Adán y Eva al comer la fruta y con ello el pecado. Antes de cometer el “pecado”, reitero, ambos no eran inocentes, como dicen las sagradas escrituras. Dos personas sola en un bosque, estaban expuestos a sus impulsos sexuales. Era inevitable que se produjera ese choque de los dos cuerpos. La sexualidad es algo normal, natural y bello. Pero en esta historia, Eva es la culpable de la caída de Adán.

 

Entonces, amigo lector, ese pecado original no es nada nuevo, es tan decrépito como la historia. El acoso era castigado en algunas sociedades, en otras era tolerado y otras era promovido sin ningún morbo. Cuando Adán y Eva fueron arrojado del paraíso, ese pecado se extendió a la tierra y con ello el acoso. Hoy en la tierra está en boga.

 

El acoso en Hollywood

 

Después que el productor estadounidense Harvey Weinstein fuese acusado de acosar a varias actrices, el escándalo ha no cesado en Estados Unidos. Hay dos factores fundamentales en sacar a luz esas inmundicias del hombre poderoso: Los medios de comunicación (The New York Times) y el valor de muchas mujeres y hombre de denunciar a esos personajes intocables. Weinstein quiso frenar el escándalo disculpándose y anunciando que se sometía a una clínica de terapia de tratamiento de la adicción al sexo. Luego surgió el caso del actor Kevin Spacey, acusado de manosear a un chico de 14 años hace varias décadas. Quiso aminorar su culpa, diciendo que es homosexual. Nada nuevo en Hollywood, invadido por esas hordas que están haciendo temblar a las bellas mujeres. Weinstein y Spacey se han internado en The Gentle Path (el camino amable) en el desierto de Arizona. Buscan una cura insensata a sus apetitos sexuales.


Después vino la locura. Las denuncias contra acosadores y violadores surgieron por doquier, principalmente en la babilónica Hollywood. Las historias empezaron a ser publicadas por los diarios, sin importarles que muchos eran periodistas, como el caso del presentador de la CBS Charlie Rose, icono del rigor en la televisión americana. Rose invitaba a las empleadas y actrices a su apartamento, donde él aparecía en bata y enseñando sus genitales. Otro, Knight Landesman, el gurú del arte y editor del magazine Artforum. Este le gustaba murmurar obscenidades. El antiguo cómico y ahora senador demócrata Al Franken fotografiaba a su subordinada cuando ésta se dormía en su escritorio y le acariciaba sus senos. La prensa lo llamó “sátiro”. Otro caso que levantó una polvareda de escándalo es el del candidato republicano al Senado, Roy Moore, acosador de menores.

 

Silencio en América latina

 

Un caso que golpeó a la sociedad americana fue el de mujer de color Anita Hill. Esta profesora negra que, en 1991 ante 10 senadores, todos hombres y blancos, se atrevió a testificar por acoso sexual contra el aspirante al Tribunal Supremo Clarence Thomas. Sin embargo, ella no tuvo respaldo y más bien fue humillada y despreciada por ello. Como se puede observar, en EE.UU en algunos buscan publicidad y dinero. Sin embargo, otras mujeres buscan cómo terminar con la cultura de abuso que se ha instalado no solo en Estados Unidos, sino en el resto del mundo, pero con la diferencia, que allí hay medios poderosos que defienden los derechos de las mujeres y mujeres valientes en denunciar a los hombres más poderosos de la tierra.  Cosa que no sucede en Europa, Asia, África y América Latina. Aquí más bien se callan.

 

 

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