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Otra vez, Obama en la cabalgata infernal

Por Denis García salinas/Desde Mi ventana


El Congreso de EE.UU dejó abierta la puerta para que Barack Obama reanude, otra vez, su cabalgata infernal. Los congresistas se hicieron los sordos y ciegos ante la expedición punitiva. Una vez más, un presidente se escuda en la Ley de los poderes de la Guerra. No necesita del Congreso y aparta la Constitución del país. Obama, que disfruta de simpatía en América Latina, no es Ronald Reagan ni George Bush tampoco Bill Clinton. Pero se está pareciendo a todos ellos. Reagan invadió Grenada en 1983 y era considerado el Cowboy pistolero de la Casa Blanca. George H. W Bush llegó con sus tropas a Panamá.

En tanto el mujeriego Bill Clinton, a pesar que estaba ocupado con la resbalosa Mónica Lewiski, ordenó atacar a Serbia, parte del rompecabezas Yugoslavo. En días pasados, Obama, atormentado por sus críticos republicanos, insistía que "no vamos a ser arrastrados a otra guerra terreno". Demasiado tarde. Ya el Pentágono está hundido en el pantano del conflicto. A Obama los militares lo persuadieron para la expedición punitiva en Libia, que depuso a Muammar El Ghadaffi, que huía como una rata en un desierto. Fue ejecutado. Muchos pensaron que Ghadaffi tuvo la oportunidad de huir con todos sus hijos, pero no lo hizo. Su desgracia de aferrarse al poder. También sus hijos, involucrados en la liza, fueron asesinados. En todos esos momentos, los congresistas miraban para otra parte mientras el Ejecutivo era convencido, sin problemas, por los militares para ir a otra guerra.
Obama ha dicho que esto no es una guerra, sino una acción para "degradar y destruir en última instancia" el Estado Islámico en Irak y Siria. El presidente dijo que solo ha pedido un "ataque aéreo en dos países" con una coalición internacional, contra esa organización que anunció el primero de julio la instauración del Califato. Los países árabes (Arabia Saudí, Jordania, Bahrein, Qatar y Emiratos Árabes Unidos) conforman la coalición, a la cual se sumará ahora Inglaterra. Obama trata de hacer creer a sus ciudadanos, que EEUU no está izando la bandera de un conflicto, que podría degenerar en una guerra.

Pero Washington no necesita declarar una guerra cuando desde el 2001 está enfrascado en extensos aprietos armados. Cuando Osama Bin Laden ordenó a militantes suicidas estrellar los aviones contra las dos torres de Nueva York, Estados Unidos no ha parado de enviar soldados a Medio Oriente. Hace poco Obama había anunciado que retiraría sus tropas de esas zonas de combate. En el 2003, Bush comandó la guerra contra Irak para desalojar a Saddam Hussein, quien supuestamente tenía armamento destructivo. Hussein fue encontrado en un refugio oculto. También fue ejecutado e igualmente sus hijos. Extraño fin de los poderosos.

Obama ha pintado su guerra con diversos colores. Esta vez el mundo parece aceptar esta expedición punitiva. Hace muchos años las calles de Washington, París, Bonn, Roma, Madrid, México, Buenos Aires, Nicaragua, se llenaba de manifestantes contra la política intervencionista de la Casa Blanca. Hasta el entonces vivo John Lennon gritaba contra la guerra. Los antiguos hippies decían hagamos el amor y no la guerra. Los artistas, los músicos y los escritores unían sus voces contra la guerra imperial. Hoy ese canto contra la guerra si no ha desaparecido totalmente, al menos se ha debilitado. En Hollywood los actores están más preocupados en ganar el Oscar, que desfilar en las calles en contra la guerra. El narcotráfico, el crimen organizado, la trata de personas, el abuso de infantes, parece preocupar más a estos pueblos que las guerras en otros lados del mundo.

La organización Estado Islámico despierta poca simpatía en América Latina e incluso Europa. El mundo ha reprobado las decapitaciones de los periodistas James Foley y Steven Jael Sotioff como represalia por los bombardeos de EEUU contra sus posiciones en Irak. Recientemente otro periodista francés siguió la misma suerte. La inteligencia británica ha identificado al ejecutor como David Haines, de origen británico. Esas muertes abrieron las compuertas de la guerra imperial contra esa organización que se cree está en una "guerra santa" contra el "Imperio del Mal". Pero siempre en el mundo hay gobernantes que critican a EEUU por lanzarse a otra aventura bélica. Esta vez el presidente iraní, Hassan Rohani acusó a occidente de haber convertido sus "errores estratégicos" en Medio Oriente y otras zonas en "refugio de terroristas y extremistas".

El Presidente Obama lleva la voz cantante en esta guerra. La coalición internacional solo son sus comparsas. Nada más. Obama trata de vender la idea que EEUU no puede resolver los problemas de esos países, pero agrega: "solo puede ayudar". Sus detractores arguyen que esa "ayuda" es nada más que bombardeos indiscriminados que matan a niños y mujeres. Pero Obama tiene otra opinión. El Presidente cree que hoy EE.UU tiene el apoyo mundial y Obama es el líder mundial de una "Nación que es indispensable" en el mundo moderno, como decía Bill Clinton. Dice que más de 40 naciones se han ofrecido a formar parte de esta coalición para acabar con el ISI (Estado Islámico). Pero a decir verdad basta el poderío bélico de EEUU para destruir totalmente a esa organización que se ha extendido a dos países.

Sin embargo, en Washington muchos temen que sus soldados revivan la amarga experiencia de Somalia y Yemen. La tragedia que vivieron las tropas norteamericanas en esas ciudades fue recreada en el cine (La Caída del Halcón Negro). Los famosos Rangers americanos fueron masacrados en las calles de Somalia. Varios helicópteros fueron derribados por los somalíes. En Washington nadie quiere recordar esa alucinante experiencia bélica. No obstante, a EEUU ese drama no le importa. El Gendarme mundial no puede ser humillado. El Presidente Obama afirmó el miércoles en la ONU: EEUU es el líder del mundo. De esa manera, Obama dice que está en guerra no es contra el Islam, sino contra una banda de forajidos y terroristas. "El único lenguaje que entienden estos asesinos es el lenguaje de la fuerza", subrayó Obama. Mientras Rusia solo se limita a criticar la postura de su colega, pero sin aventurarse a una confrontación con el Imperio. Entretanto, China, que despertó, prefiere callar y no molestar a su socio EEUU. Sin duda, Estados Unidos es una "Nación indispensable". Pero no se sabe hasta cuándo.

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