PORTADA
tr>
OTRAS SECCIONES
Ediciones Marzo
Dom Lun Mar Mie Jue Vie Sab
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
       
Correos Corporativos
ESPECIAL BOLSA UNIVERSITARIA 2014
EDICCION ESPECIAL POLICIA 2014
EDICCION ESPECIAL EJERCITO 2014
EDICCION ESPECIAL

Penurias de ideas en nuestro periodismo

Por Denis García Salinas/ Desde Mi ventana

El periodista español Juan Luis Cebrián una vez escribió que "el debate público se ha envilecido y a la escasez económica se suma la penuria de ideas". Es un problema que se vive también no solo en España sino en Nicaragua. Pero nosotros, en nuestra empobrecida provincia, no nos damos cuenta de ese problema o nos hacemos de la vista gorda. Un ejemplo de ello es que cada año que celebramos el Día Nacional del Periodista los periódicos publican artículos y noticias positivas sobre el quehacer periodístico. Hemos perdido la brújula del auténtico periodismo. ¿Será acaso que experimentamos un envejecimiento prematuro del periodismo?

La crisis que experimenta el mundo alcanza nuestra provincia y, en particular, a nuestros medios de comunicación, cuyas páginas eran antiguamente las verdaderas salas del debate político y económico. Y lo peor de todo es que la tecnología, además, de simplificar el trabajo, ha restado rigor profesional al periodista joven, sobre todo. Muchos periodistas salen a reportear y cuando regresan a su sala de redacción, lo primero que hacen es ver cómo está escrito en las publicaciones del internet el suceso que cubrieron. Algunos de estos reporteros hacen lo que se conoce como copiar y pegar. Ese es un mal que vienen arrastrando los jóvenes periodistas desde que irrumpió el internet. Por otra parte, los que egresan de las Universidades solo buscan empleo en la televisión. Temen ingresar en una sala de redacción de periódicos para lidiar con la página en blanco. Prefieren la TV. Una periodista me confesó que prefería no trabajar que ir a buscar empleo a un diario. Ella decía que amaba la TV.

El profesor Ted J. Smith escribió hace muchos años estas palabras que suenan ahora en nuestro ámbito con gran actualidad. Él afirmaba que "el ejercicio periodístico es básicamente una actividad de escaso rigor intelectual y con marcada tendencia a la simplificación; los periodistas suelen carecer de conocimientos técnicos adecuados para la mayor parte de las cuestiones complejas de la vida actual; y el trabajo periodístico se ejecuta sin la reflexión y el sosiego que son deseables en una adecuada labor crítica". En realidad esa situación de nuestro periodismo es consecuencia de la deficiente y falta de calidad de la educación. Y el periodismo no es la excepción. De las universidades están egresando periodistas con conocimientos incompletos. Nuestra publicación Bolsa de Noticias se ha convertido en una verdadera escuela de periodismo para muchos jóvenes que han llegado aprender a escribir, presentar en televisión y a conocer su profesión. Otros, que ya eran profesionales, han saltado a otros medios de comunicación, después de nutrirse con experiencia de televisión y prensa escrita, de Bolsa de Noticias y Canal 23.

Pero no puedo ser radical en mi juicio. Pues no pretendo descalificar a nadie. En todas las épocas ha habido grandes periodistas. Ahora hay periodistas que escriben para medios de comunicación internacionales, pero carecen de la prosa periodística y la inteligencia de aquellos viejos periodistas. Pero esto no quiere decir que debemos menospreciar el talento de esos jóvenes. En el pasado no existía la internet y ninguno de los periodistas brillantes del pasado había pisado una universidad. Tampoco había seminarios impartidos por reconocidos periodistas extranjeros. Actualmente, los periodistas tienen un mundo de conocimientos en sus manos. Y tiene ese cosmo maravilloso de internet.

Algunos periodistas han ganado becas para estudiar en Brasil, México, España y Estados Unidos y han regresado con grandes conocimientos. Algunos de ellos que parecían periodistas incoloros e inodoros, regresaron convertidos en buenos periodistas. Lamentablemente, muchos de ellos renunciaron a sus trabajos en los periódicos y escogieron trabajar en organismos internacionales, despreciando poner en práctica en sus redacciones todos sus conocimientos adquiridos. La razón: las ofertas de dólares. No podemos culparlos, pues los salarios que ofrecen los periódicos no se pueden comparar con los sueldos que prometen esas instituciones internacionales. Hoy, vemos que esos periodistas no devolvieron a la sociedad los conocimientos adquiridos en el extranjero. Es normal que piensen en su bienestar, en su familia y en su futuro. Aquel viejo periodista que no le importaba el dinero quedó en el pasado.

Ahora muchos creen que esa inversión en esos periodistas fue un desperdicio. Pero qué se puede hacer en estas naciones empobrecidas en la que todos deseamos ganar mejores salarios. Esos jóvenes periodistas burócratas que ganan mejor que cualquier reportero de periódico o de televisión se sienten realizados económicamente, aunque intelectualmente no han conseguido sus sueños. Están arrinconados en un aburrido y amarillo escritorio y saliendo a las cinco de la tarde como un anodino burócrata. Sus ilusiones de juventud de escribir sus grandes reportajes o artículos de opinión quedaron soterradas por unos dólares más. El periódico y nuestra sociedad perdieron a un gran profesional. Ellos tienen una deuda con el país, que no la han pagado. Y, por supuesto, nadie abandonará esos puestos de trabajo para regresar a un diario y, sobre todo, ahora que la crisis los ha golpeado duramente.

Mientras eso ocurre, nuestra sociedad está sufriendo por la falta de periodistas preocupados en hacer mejor su trabajo. Esto no quiere decir que estoy criticando a todos los reporteros. Incluso los jóvenes que salen de las universidades no tienen culpa. Muchos de los profesores que enseñan periodismo dejan mucho que desear. He visto a periodistas que han salido de universidades y al poco tiempo están impartiendo clases de periodismo. Muchos de esos profesores no saben ni escribir ni han demostrado ser buenos periodistas. Yo tengo el privilegio de expresar mi opinión en una publicación, pero hay muchísimas personas que no pueden exteriorizar su pensamiento en un periódico. Por tal razón serviré de instrumento para expresar esas opiniones sobre nuestro periodismo. Lo que he escuchado de las personas de a pie es que los periodistas de televisión tienen un vocabulario muy pobre y utilizan palabras que no corresponden al contexto del tema que hablan. Por ejemplo cuando dicen que el ladrón aparentemente robó un celular cuando la policía está informando que ha sido detenido por asaltar a un joven. En conclusión, nuestros jóvenes periodistas tienen ahora mejores herramientas (principalmente tecnológicas) para mejorar nuestro periodismo y callar ese lamento de plañideras sobre las penurias de ideas en nuestra noble profesión.

TRANSMISION EN VIVO CDNN23
ULTIMAS NOTICIAS
NÚMERO DE VISITAS