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Correos Corporativos
EDICCION ESPECIAL POLICIA 2013
EDICCION ESPECIAL EJERCITO 2013

Del sueño a la realidad

Por Denis García Salinas/ Desde Mi Ventana

Aquella mañana el periodista Emigdio Suárez entró a la sala de prensa acompañado del profesor Juan Palacio, catedrático y graduado en Periodismo en Colombia. En esa época yo trabajaba en un periódico izquierdista El Pueblo con una pléyade de jóvenes valientes y prometedores de la Escuela de Periodismo de la UNAN. Los muchachos de ese entonces leíamos a Marx y Engels a escondidas. Era la literatura marxista prohibida por el régimen de Somoza. Usualmente algunos de nosotros llevaban un libro (particularmente grandes novelas) bajo el brazo.

Entre ellos destacaban el serio, estudioso y maoísta Guillermo Cortez; Eduardo Estrada, un muchacho inteligente de apenas 17 años de edad; Douglas Carcache, un provinciano de Granada, que le gustaba la literatura; Moisés Castillo, también izquierdista maoísta; Juan José Lacayo, entre otros. Eran tiempos de pasión, sueños aún no rotos e ilusiones perdidas. Estábamos en la postrimería de un ciclo de la Historia. El periodismo era testigo también de un alumbramiento doloroso-léase revolución-y el nacimiento de una publicación con un formato extraño, pequeña y de una sola hoja. Hasta su nombre era raro: Bolsa de Noticias.

Suárez, con su gran voz grave, se presentó como periodista y director de esa publicación, fundada en 1974, y soltó una pregunta a los conferencistas. Todos los reporteros volvieron a ver a aquel hombre, que lucía una camisa blanca y un pantalón caqui, y preguntaba con una inusitada propiedad. Quizás algunos jóvenes de ese entonces no les llamó la atención, pero otros quedamos sorprendido por la seguridad y la encumbrada auto estima de ese periodista que se identificaba como director de Bolsa de Noticias, una simple página escrita a máquina mecánica y mimeografiada. Aquella página contenía alrededor de siete u ocho noticias, escrita con una prolija brevedad y sin errores. Eran noticias del día, pero haciendo hincapié en personajes. Desde su origen llamó la atención.

Nunca había conocido a un profesional del periodismo que se sintiera tan orgulloso de su publicación que apenas era de una página. En ese entonces quizás nadie barruntaba que esa simple página escrita escrupulosamente por Emigdio Suárez se fuese a convertir, en el futuro, en la publicación que es ahora, tan leída, creída y un poco independiente, según una encuestadora. Digo un poco independiente porque en cualquier parte del mundo, hasta en las sociedades más democráticas, la prensa nunca es totalmente imparcial e independiente. Siempre hay poderes que no posibilitan esa real independencia. El poder económico y político colocan límites a la prensa que inevitablemente se tienen que respetar si quieres sobrevivir y defender esos espacios de libertad.

Es probable que en aquella época nadie ni yo creía que Emigdio Suárez lograría su sueño periodístico. Aquel proyecto era utópico. Hasta muchos pensaban que su idea era insensata. Una simple hoja que evolucionara, en un futuro cercano, a 32 páginas. Era impensable. Además, estábamos en una época de dos periódicos La Prensa, considerado a la sazón The New York Times nicaragüense, y Novedades, el diario del régimen. Todo periódico gubernamental nunca es creíble ni independiente ni atractivo para los lectores porque sus periodistas defienden la filosofía-si podemos llamarla así- del régimen. Eso sucedía con Novedades, dirigido por un primo de Somoza. El error de esos medios es que son demasiado parciales.

Cualquier periodista y editor de un medio de comunicación sabe muy bien que nosotros, simples narradores de circunstancias, escribimos recuentos parciales, apresurados, a veces inexactos, incompletos por falta de espacio, tiempo o por no seleccionar bien los hechos para convertirlos en noticias veraces. El premio Pulitzer David S. Broder, en su libro Tras las ocho columnas, afirmaba que "los periodistas distorsionamos las cosas que hemos oídos que sucedieron en las últimas 24 horas, a pesar de nuestra mejor voluntad para eliminar las parcialidades más obvias, por el mismo proceso de comprensión que hace posible que uno lo pueda leer en una hora".

Cuando los periodistas nos equivocamos no necesariamente quiere decir que lo hicimos adrede. Los periódicos estadounidenses, que tienen varios filtros de la noticia, han aceptado que el periodista se equivoca, pues los hechos objetivos que captamos en la realidad, cometemos, a veces, la imprudencia de incluir usualmente nuestros juicios subjetivos, valores personales y prejuicios. Somos humanos y por ello pecamos. También sucede cuando los periodistas estrechan demasiada amistad con funcionarios e incluso con el presidente de la República. Benjamin C. Bradlee, entonces Director Ejecutivo del Washington Post, advertía a sus periodistas del peligro de esa amistad, que la consideraba un "pacto con el diablo". Esa intimidad con el alto funcionario podría influenciar en el periodista a la hora de escribir su nota periodística. Pero estos contactos inesperados se han suscitados en todas partes. Nadie lo puede negar. En EEUU David S. Broder escribió que "la regla convencional en política es que "uno no se mete a pelear con nadie que haya comprado tinta por barriles".

Bolsa de Noticias es parte de esta familia periodística y por ello expuesta a las debilidades de todos los medios de comunicación, pero también tratando de navegar con la bandera del balance periodístico. Su lema "Decimos lo que no dicen los demás" ha causado controversia entre el periodismo nacional, como el provocado por The New York Times con su lema: "Todas las Noticias que Merecen ser Publicadas". Algunos periodistas y consumidores de noticias han respetado ese lema, aunque siempre hay, los menos, que lo detestan, que lo consideran un fraude al lector. Esos escépticos creen que "ningún medio tiene espacio y tiempo para ocuparse de todas las acciones que han ocurrido, o todas las palabras que se han pronunciado en la ciudad de Washington, que tengan importancia para algunos de nuestros lectores o comentaristas. Y eso sin mencionar lo que pasa a diario en el resto del país y del mundo".

Pero independientemente de esas críticas a los lemas periodísticos, podemos asegurar que muchas veces se ha acertado en publicar "lo que no dicen los demás." Emigdio Suárez sembró la simiente y hoy dejó de ser una publicación de una página para convertirse en una auténtica "bolsa de noticias". La Bolsa es como un supermercado, donde hay toda clase de productos para los gustos de variados consumidores. Y creo que la gran revolución y mérito de Emigdio, que se llamaba "doctor en periodismo", es haber creado esa publicación para venderla por suscripción, algo inédito en este país.

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