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El hombre solitario de la época de la internet

Por Denis García Salinas/ Desde Mi ventana

Los periodistas y los escritores existen solo cuando escriben. Los periodistas nos parecemos a la mayoría de escritores porque estamos prácticamente desconectado. O quizás solo unos cuantos estamos conectado. El filósofo francés René Descarte afirmó la frase racionalista «cogito ergo sum», ("pienso, luego existo"). El duda de todo, pero al dudar, decía que estaba pensando, y si piensa, entonces existe. Pero hoy, en los albores del siglo XXI, los jóvenes no tienen esas preocupaciones filosóficas de Descarte. Hoy quizás no piensan ni se romperán la cabeza para dudar de todo para encontrar la verdad. Más bien los muchachos y adultos tienen ahora otras preocupaciones. No se complican la vida. Su fundamental preocupación es estar en facebook, twitter,gmail, hot mail y yahoo. Porque si no está en las redes sociales no existen. Así de simple. Aquí no hay resurrección.

Ese proyecto de las redes sociales nació en una universidad de EE.UU para comunicarse entre los estudiantes. Actualmente se calculan mil millones de usuarios y reducido a 70 idiomas. Nuestro país entró también en esa moda, esa nueva tendencia o revolución digital. Hace pocos años los jóvenes que carecían de servicio de internet tenían que ir a los Ciber, actualmente desaparecidos por la crisis económica y el auge de los celulares, las tablas y la internet domiciliar. Los jóvenes, particularmente, buscan estos sitios en la internet para convivir y hacer amistades con otras personas y compartir aficiones y gustos. En otras partes las comunidades de MySpace, Triendster, Facebook, twiter y xing han crecido. En nuestro país los grupos de estudios e investigación de la Internet son pocos. En cambio comparten noticias sobre cosas irrelevantes, personas célebres en los deportes y el cine. Los medios de comunicación se ven beneficiados ahora con los internautas porque ellos cuelgan fotos de artistas o famosos deportistas como el tenista español Rafael Nadal, fotografiado en Granada, tras llegar de Costa Rica. Esas redes sociales también son penetradas por pederastas que engañan a niños o jóvenes que navegan en la red de redes.

Hasta hace poco tiempo, en términos histórico, yo no tenía celular ni televisión digital. En mi casa carecía de internet, creada por el ejército en la década del 50, e incluso tampoco computadora, supuestamente creada en Inglaterra. En aquella época estábamos desconectados. Bastaba tener teléfono convencional, un servicio que tampoco todos tenían.  Ese aparato era todo un privilegio. En aquellos tiempos yo veía en ciertas instituciones los mastodontes de computadoras y nadie atisbaba en nuestra provincia que más allá de nuestras fronteras se gestaba una revolución tecnológica que convertiría el planeta en una aldea global. En un mundo de desigualdades esta nueva revolución acentuaba también la división de clase: los alfabetizados digitales y los analfabetos digitales. La mayoría de la población no tiene capacidad económica para adquirir el servicio de internet y televisión digital. A pesar que ahora ha venido creciendo la conexión con internet el número de usuarios es ínfimo comparado a los países ricos. Mientras el país no salga de ese círculo vicioso de la pobreza, falta de educación y desempleo, el analfabetismo digital seguirá enseñoreándose con nuestro subdesarrollado país.

Este mundo moderno crea nuevas necesidades y nuevas dependencias y adicciones. Recuerdo antes que en mi casa solo bastaba tener teléfono convencional y una máquina mecánica de escribir, entonces la gran revolución tecnológica. En realidad, esos dos aparatos sencillos no todos los tenían, igual como sucede ahora. Mientras en unos hogares no hay una computadora en otras, en cambio, hay más de dos computadoras, tabla y todos tienen uno o dos celulares incluso teléfonos inteligentes (Smart Phone). Hace pocos años no se necesitaba estar conectado y por supuesto nadie estaba tan endeudado como ahora. Los pueblos han creados nuevos millonarios: Carlos Slim, de Claro, y Bill Gate.  Hay gente que adquiere celulares modernos y caros, aunque en su casa se alimenten diariamente con arroz y frijoles. Dicen que somos sociedades conectadas, pero pareciera que cada día la conversación habitual entre amigos y amigas está despareciendo paulatinamente en la medida en que nos convertimos en adictos a los celulares. Ahora en una mesa muchos jóvenes  están separados por ese celular, pues mientras antes se conversaba más, ahora dos o tres personas con sus celulares están manteniendo una conversación con otra que está lejos de su lugar, mientras los otros lo miran sostener ese diálogo. Es un mal hábito, falta de educación y cortesía para con el amigo(a) o amigos (as). Y esto se produce no solo entre muchachos, sino entre hombres mayores de 50 años, que no cesan de chatear o llamar por celular.

Cuando Mark Elliot Zuckerberg,  un programador y empresario estadounidense, creó Facebook jamás imaginó que su invento no sería solo una red social para los estudiantes de la Universidad de Harvard. Ahora esa red se expandió por el mundo. Facebook podría ser un periódico si se sabe utilizar, pero en Nicaragua su utilización ha sido reducida a colgar fotos, a veces, insinuantes, otras de paseo turístico y otros que se creen sibarita del buen yantar, mostrando unas variedad de platillos de asados de carnes; res, cerdo y pollo. Otros cuelgan las fotos familiares o entre amigos frente  algún plato de un restaurante local. O aquella fotografía colgada por un funcionario extranjero recostado en una pose extraña en el césped detrás de la torre Eiffel en París. Las muchachas, sobre todo, viven sumergidas en las redes sociales, particularmente Facebook. Otras periodistas derrochan su tiempo frente al portal de Facebook para ver sus fotografías con sus amigas en distintos ángulos y algunas veces insinvantes. La mayoría de estas chicas son narcisistas que no se cansan de mirar sus fotos. En el extranjero ocurrió un caso extremo y dramático: Un joven adicto a las redes sociales murió frente a su monitor por pasar más de diez horas ante el aparato. En suma, muchas personas están derrochando su tiempo, utilizando mal las redes sociales, principalmente Facebook. Estas personas no buscan como actualizarse con información útil para su cultura y el trabajo que desempeñan o hacer un blog o un vídeo blog. Pero no lo hacen.

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