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Correos Corporativos
EDICCION ESPECIAL POLICIA 2013
EDICCION ESPECIAL EJERCITO 2013

En la calle de Vanderbilt
en San Juan del Sur

*Jimmy Carter y su esposa Rosalym estuvieron también en este puerto

El expresidente Carter y el empresario hotelero Jorge Aguilar

San Juan del Sur- En una calle de esta ciudad puerto está colocado en la pared de una casa una placa pequeña con el nombre del comodoro estadounidense Cornelius Vanderbilt. La placa dice, en letras pequeñas, "Calle Vanderbilt." A solo 30 metros: Bares, restaurantes y ciber café, extranjeros, y una taquería, donde venden tacos a un precio irrisorio de 20 córdobas. Esos precios atraen a una multitud de rubios y rubias, que hacían filas para adquirir un burrito o un trío de tacos. Otros estaban sentados en el suelo, devorando sus taquitos en horas de la madrugada. En cambio, sólo unos cuantos nicaragüenses esperaban su turno para comprar sus tacos. Da la impresión que los nicas son los extranjeros en este lugar por la gran cantidad de gringos y europeos, que pululan por estos días en este formidable destino turístico. Se podría afirmar, sin equívocos, que San Juan del Sur está "colonizada" por extranjeros, sobre todo, gringos. Incluso muchos negocios son propiedad de estadounidenses y europeos.

Tal vez muchos americanos no conocerán la historia de su compatriota Cornelius Vanderbilt. Hace 162 años éste viajó a Nicaragua a bordo de su barco Prometheus, que salió de Nueva York, el 14 de julio de 1851. Este capitalista tenía el propósito de construir un canal interoceánico y utilizar sus vapores para transportar pasajeros por esa ruta, una primera alternativa a Panamá. La fiebre del oro tenía deslumbrados a los gringos de esa época. Los periódicos de ese entonces publicaban que para ahorrar tiempo y dinero, la ruta de Nicaragua era la más idónea para llegar a las minas de oro californianas.

La madrugada del Primer de Enero del año nuevo (2014), me encontré, en esa calle céntrica de ese puerto, donde prácticamente parecía una ciudad norteamericana pobladas de tantos rubios y bellas y hermosas chelas deambulando, todos con chancletas y otros hasta descalzos. Era todo un éxodo interoceánico provocado por una ciudad que atraía por sus paradisíacas playas y una vida barata para el extranjero. Solo faltaban los McDonalds, las conejitas de Play Boy, y las patrullas policiales estadounidenses patrullando la pequeña ciudad puerto, para pensar que estaba en San Francisco (EEUU). Incluso en San Juan encontráis una especie de réplica del Golden Gate sobre la bocana que se conecta con la bahía. A este lugar llegan de incógnitos actores famosos e incluso estuvo el ex presidente James Carter y su esposa Rosalym, acompañado de un séquito de guardaespaldas. David I. Folkmann escribió en su libro La Ruta de Nicaragua que, en otoño de 1860, El Realejo, que en ese entonces tenía 400 habitantes, se construyó un hotelito, por la avalancha de "alucinados cazadores de fortuna", que escogieron la ruta de Vanderbilt para llegar a las inmediaciones del aserradero de "un tal Sutter," atraído por la fiebre del descubrimiento de oro en California.

Al igual que esa época, pero con planes distintos, los norteamericanos no llegan al puerto alucinado por la fiebre del oro en California, sino, simplemente, arriban a divertirse y pasarla bien en San Juan del Sur, invadido por cheles y chelas. La mayoría de estos turistas se hospedan en hostales, hotelitos y casas, convertidas en pensiones. Los más pudientes en los buenos hoteles del lugar. Para esta época, los precios de los hoteles y casas de pensiones se disparan en flecha. Un cuarto en el interior de una casa, con dos camas, cobran hasta cien dólares y otros, de menor calidad, 1,000 córdobas por una sola noche. La muchos de los gringos y europeos desayunan incluso hasta en el mercadito que queda en el corazón de San Juan del Sur y por la noche cena en una comidería, que se llena de parroquianos y extranjeros. Incluso es tal la demanda que los clientes tienen que esperar para procurarse una mesa.

La noche del 31 de diciembre del viejo año estaba anclado un portentoso crucero frente a las costas de San Juan del Sur. Uno de los principales restaurantes preferidos por los gringos y europeos es La Iguana, donde la música electrónica pone a alucinar a todos. Al día siguientes, en la mañana del primero de Enero (2014), cerca de la costa observé un nacimiento de Jesús de Nazareno, construido perfectamente con solo arena por el artista francés Laurent Chretien, quien tiene 20 años de viajar por las playas de mundo, creando esas esculturas maravillosas con simplemente arenas.

Volviendo al pasado. Vanderbilt consiguió que su abogado Joseph L. White le otorgase la concesión de tránsito por esa ruta. En ese sentido, Ephraim George Squier ejerció influencia personal en beneficio del capitalista americano que quería obtener una concesión de servidumbre de paso por la ruta aludida y la construcción de un Canal (ratificado en contrato en agosto de 1849). Por otra parte, Morgan y Garrison querían el monopolio de la ruta de Nicaragua, aprovechada también para transportar mercenarios de William Walker, que aprovechó las disputas intestinas del país para proclamarse presidente de Nicaragua.

Vanderbilt urdió un plan para apoderarse de los vapores del río San Juan y del lago de Nicaragua y de esa manera Walker no recibiría más pertrechos y hombres provenientes de Estados Unidos, y a la vez Morgan y Garrison desaparecía de la escena. Además, pidió a los presidentes del istmo unirse contra el filibustero Walker, ejecutado posteriormente en Trujillo, Honduras. En enero de 1857 esos conflictos dieron como resultados el cierre de la ruta de tránsito por Nicaragua. Los historiadores culpan a Walker del ser el causante del cierre de esa vía interoceánica. San Juan del Sur se hundió en el olvido. Fue hasta 132 años después que hubo un resurrección del puerto. Tal vez por eso los sanjuaneños han rendido homenaje a ese capitalista Cornelius, bautizando esa calle Vanderbilt.

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