HAY UNA SERPIENTE EN MI BOCA: UNA NOVELA DE CARLOS MANUEL TÉLLEZ

Presentación:

Hay una serpiente en mi boca de Carlos Manuel Téllez es una novela moderna, tanto por su estructura como por el lenguaje utilizado. Es una paradoja del desencanto de la vida. Posee una nueva concepción de novelar, que nos arroja a otra expresión de identidad social.
La vida íntima de cada personaje teje las tramas de las vidas en un laberinto de pasiones y acciones que da sentido o sinsentido al mundo contemporáneo donde vivimos. Es otra expresión narrativa, joven y original de la gran narrativa centroamericana. Abre nuevos linderos, donde el lector no es un simple espectador del hilo argumental, todo lo contrario lo teje, lo arma como un gran rompecabezas de la vida, donde juega con el lector, en el juego interlocutor de la palabra, es decir, de las palabras que tienen el poder de acariciar o de golpear.

El autor:

Carlos Manuel Téllez nace en la ciudad de León en 1977. Es un joven escritor que ansía dedicarse a tiempo completo al oficio de escritor, específicamente como narrador. Inició como poeta, pero encontró su ser de escritor como narrador y desde el mundo narrativo publicó su primer cuento titulado El Obsequio. En el 2007 Fundación Libros para Niños publica su segundo cuento El semáforo.

En el 2008 actuó por primera vez en el Teatro Municipal José de la Cruz Mena con el protagónico de la obra teatral Yo, Rubén Darío escrita y dirigida por su maestro José Manuel Plaza. Llevó talleres literarios con el escritor Edgard Escobar Barba, a través del Centro Nicaragüense de Escritores en el 2012.

Ese mismo año obtuvo la segunda mención especial en el concurso de novela "María Teresa Sánchez" del Banco Central de Nicaragua. Algunos de sus escritos han aparecido en la revista El hilo azul del Centro Nicaragüense de Escritores. Actualmente es miembro del Foro Nicaragüense de Cultura.

La novela:

Hay una serpiente en mi boca de Carlos Manuel Téllez nos presenta un mundo fragmentado, donde la acción empuja la trama en un argumento de varias historias, que deja al descubierto la vida misma, con sus dolores, angustias y desesperanzas. Es una novela caótica, donde la función del tiempo es a través de la invención del pasado, que afecta un presente descarnado, siendo un ejemplo las historias que ocurren en el bus llamado Pitufo.
La identidad de los personajes se da por medio de la intimidad de sus recuerdos, llenos de sentimientos y emociones que llenan el tiempo y espacio de la narración, que afectan la manera de contar la historia y dar sentidos de la vida no sólo a los personajes, sino también al lector.

Hay una serpiente en mi boca –nos dice la contraportada de la novela– nos lleva por un mundo de viajes narrativos en una eficacia social del texto novelístico. Se trata, pues, de descubrirnos nosotros mismos en cada personaje, donde la vida, más que cada personaje, es su relación intrínseca con la vida misma, con la palabra, que multiplica las posibilidades expresivas de la novela.

Cada uno tiene una serpiente en su boca, en una connotación simbólica de destrucción figurativa de nuestro pensamiento. En el personaje la serpiente es ficción, en el lector es verdadera.