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Cura, maestro, amigoEdgard Tijerino M.
ESO FUE PARA MI.-A lo largo de una amistad que casi se extiende por 50 años, Juan Bautista Arríen… El jesuita a quien vi saltar de la butaca de Director de Estudiantes en la UCA, a la de Vice-Rector y Rector, y quien me casó en la Iglesia El Redentor en el primero de mis dos matrimonios; el maestro persistente capaz de cobijarme de consejos, todos inyectados con su sabiduría cultivada, interesado en mi construcción como persona; y el amigo de tiempo completo que llegó a formar parte de mi familia, respondiendo a la definición sobre la amistad que hace Carlos Fuentes en su libro de corte biográfico "En esto creo"… Tres facetas y un solo hombre verdadero, con o sin sotana, sólo buscando como hacer el bien y sentirse plenamente satisfecho de su misión.
SU ÚLTIMA APARICIÓN.-En un acto público, fue en el mes de enero de este año con motivo de la presentación de mi libro sobre las Copas del Mundo… Imposibilitado de asistir por el agudo problema de salud que atravesaba, y contrariando recomendación médica, aceptó filmar un video con su mensaje… Lo hizo con la cabeza vendada y haciendo un esfuerzo supremo para hablar con la fluidez que lo caracterizaba, impresionando a los presentes en el Aula Magna "César Jérez"… Sólo cuando se tiene un fuerte aprecio se puede hacer eso, y quedé profundamente agradecido de su gesto… Antes de su último viaje a Cuba, me llamó por telefóno, mostrándose como un optimista incurable, lo que fue "su marca"… "Estoy en manos de Dios, pero confío en volver. Todavía tengo mucho que enseñar", me dijo abrazado a su vocación. UNA SATISFACCIÓN.-Fue para mi, dedicarle ese último libro, y como me agradó que él lo tomara como una muestra del cariño y el respeto que siempre le tuve… Nunca olvidaré una ocasión en que se vió obligado a salir de la UCA, para responder por mi persona en una situación complicada en la que me vi envuelto involuntaria e injustamente… Él confió en mi una vez más, y por eso me quedaron grabadas sus frases al salir de su casa en Las Colinas en el mes de enero, al decirme que había respondido a sus expectativas, algo así como una calificación final sobre mi comportamiento en esta vida, según su punto de vista… Le quedé debiendo muchas conversaciones alrededor de una taza de café en su despacho en la UCA… Me invitaba constantemente, sólo para decirme cuando nos encontrábamos "sos un mentiroso, decis que vas a venir, y no lo haces".
EL EJEMPLO.-Fácil es decir que Juan Bautista Arríen, pisando el acelerador mientras construía una vida fructífera y estimulante, fue en cada instante, un ejemplo. Pero lo genuinamente impresionante tiene que ser, ese gigantesco e inclaudicable empeño en ser su propio ejemplo, lo cual, le fabricaba una exigencia mayúscula frente al espejo… Ese es el procedimiento adecuado para edificarnos como personas aplicando las modificaciones para mejorar día a día, sin contentarnos con solamente ser buenos. Parte del legado que nos ha dejado el inolvidable Padre Arríen… Fue un cura de verdad, con o sin sotana, como debe serlo todo aquel que tiene como misión sembrar futuro sano, inyectar estímulo, multiplicar los panes del conocimiento. Decidió casarse, permaneciendo abrazado a su tarea original. Como jefe de familia, siguió siendo un ejemplo. PIENSO.-Que la súbita muerte de su hijo Javier Ignacio, le fragmentó el alma, pero volvió a juntar sus pedazos, y siempre abrazado a esos principios irrenunciables, se puso de pie y siguió en la lucha… Hay pasados que no deben olvidarse, como el que nos deja Juan Bautista. Su incidencia en mi fue tan fuerte, que mientras continúo transitando por lo que me queda esta vida, cada vez que mire el espejo retrovisor, seguramente su imagen estará ahí, haciéndome señas, orientándome, con o sin sotana… Decidí cerrar mi intervención pidiéndole inspiraciones a su ataúd, diciendo que adentro estaba un hombre lleno de vida, cargado de sabiduría y dejándonos como valiosa herencia multiples huellas que de seguirlas, nos permitirían ser lo suficientemente útiles a este país tan necesitado de oxígeno patriótico… Un hombre nacido en Bilbao, que vino a hacer más por Nicaragua que muchos de nosotros, hijos del terruño. |
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COMO ME IMPACTÓ-La noticia de su muerte, recibida en un momento en que se le celebraba su cumpleaños 50 al buen amigo Manuel Guillén. Precisamente unos minutos antes yo le hablaba a la mesa en la que se encontraba Eduardo Enríquez, de la situación irreversible en la que Juan Bautista se encontraba en el Hospital Militar desde hace más de quince días… Pese a considerar –después de haber visto el caso de mi padre en una situación similar- que no podría sobrevivir, cuando me informan su fallecimiento, y tengo que salir hacia la Funeraria Don Bosco esa noche del sábado, sentí un aturdimiento, y la presencia frente a mis narices de una cabalgata de recuerdos imperecedores, productos de esa amistad inquebrantable.
AGRADEZCO.-A las autoridades de la UCA, haberme tomado en cuenta para hablar sobre Juan Bautista en la misa oficiada ayer por el padre Zubizarreta, y comencé con las siguientes palabras: Las banderas de nuestras esperanzas en el proceso de modificación del presente para mejorar el futuro, se encuentran a media asta. Ha fallecido un educador incansable, un ciudadano ejemplar, un amigo total: Juan Bautista Arríen. Nuestros corazones, se han arrugado y en lugar de latir, gimen... La sociedad nicaragüense, tan necesitada de personas incidentes con su comportamiento, sus enseñanzas y su multiplicación de esfuerzos, como Juan Bautista Arríen, se siente severamente golpeada con su muerte. Las nuevas generaciones, han perdido un escultor renacentista. Lo siento mucho, por el país.
