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Correos Corporativos
EDICCION ESPECIAL POLICIA 2013
EDICCION ESPECIAL EJERCITO 2013

Soy un adicto a la Coca Cola

Por Denis García Salinas/ Desde Mi Ventana

Antes de leer este artículo, amigo lector, debo aclarar que éste no refleja la opinión editorial de Bolsa de Noticias. Así, pues, empezaré confesando que soy un adicto a la Coca Cola. La adicción es una enfermedad difícil de superar. Muchos dejan el vicio, tras largas batallas, pero, al final, vuelven a caer atrapados.  Yo he vivido en carne propia el problema de la adicción. Desde mi infancia me convertí en un adicto de la coca. Siempre andaba desesperado por una coca.  Muchos no le dan importancia a las adicciones y creen que se puede superar con un poco de voluntad. La Organización Mundial de la Salud asegura que la adicción es una enfermedad física y emocional.  Es una dependencia o necesidad hacia una sustancia (licor, cerveza, vino, coca, el tabaco, "piedra", heroína, jugadores de cartas y de maquinitas en casinos), actividad (internet, redes sociales, Facebook, celular, a la televisión, y pornografía, etc.) o incluso puede ser hasta sexual. El término etimológico señala que la adicción proviene del latín, que significa deudor.  Cuando éste no pagaba una deuda, era entregado como esclavo a su acreedor.

Cuantas personas en el mundo que sufren de alguna adicción se ha visto afectado en su vida personal y social. Muchos se ufanan en pretender controlar su vicio. Pero es una gran falsedad. El adicto está atrapado en un callejón sin salida. Si no la consiguen, lo atormenta la ansiedad y la desesperación. Es un impulso irreprimible por consumir todas esas exóticas sustancias.

Yo confieso que he vivido bajo los efectos de la Coca Cola, aunque, por supuesto, no padezco de esa conducta incontrolable de los adictos a las drogas. Reitero, desde niño me encantaba la coca, a pesar que mi madre siempre nos inculcó una cultura alimenticia sana. Insistía en comer muchos vegetales, frutas, y, de vez en cuando, mariscos. Mi madre María Luisa Salinas Dávila, una mujer bonita e inteligente, se destacaba, además de ser una pequeña empresaria, por tener una sabrosa cuchara a la hora de cocinar.  En aquellos tiempos de bonanzas mi madre colocaba a la par del almuerzo una vasija de fresco de frutas.  Pero horas después en un descuido de mi madre,  mis dos hermanos, Tina, Armando José,y yo  cogíamos, a hurtadillas, una botella de Coca o Pepsi. Recuerdo que mi madre nos increpaba y nos explicaba que esa sustancia negra era perniciosa para la salud. Pero era difícil aceptar el consejo materno cuando en casa había una miscelánea en el desaparecido barrio Candelaria. Cuando me casé con Lorena Isaura Villanueva Román pensé que mi calvario se terminaría. Pero ¡qué va! Ella resultó una adicta militante de la coca. Allí empezó mi camino a la perdición.

Mi abuelita Saba, que tanto me quería, me preparaba también ricos jugos de naranjas, melón, pitahaya, guayaba y su rico tiste. José del Carmen García, mi gran padre, un oficinista del Palacio Nacional, que después de salir de su trabajo a mediodía, dirigía su cantina Le Petit Café, sitio predilecto de poetas e intelectuales de aquella época. Me contaba años después mi madre, que allí llegaban los grandes poetas de Managua, entre ellos el poeta y bohemio Guillermo Arce, padre del asesor presidencial Bayardo Arce. Mi padre también me decía deja de beber gaseosa y mejor anda a comprarte un cacao" (en la Calle El Triunfo). Aquel riquísimo refresco nunca lo volví beber en mi vida.

Mi querido Padre murió en un accidente de tránsito cuando apenas tenía 33 años de edad. Yo era un mozalbete de ocho años. Cuando después murió mi madre, mi mundo ya no fue el mismo.  Me entregué con una salvaje ansiedad a la bebida de Coca Cola y Pepsi. Por fortuna nunca me arrodillé ante el Dios Baco ni mis tantas penas las ahogué en el licor o la cerveza.  Ambas nunca crearon en mi adicción, ni mucho menos el tabaco, como causó la Coca Cola.  Pero confieso que soy un "bebedor social".  Sólo me siento en una mesa a degustar unas cuantas cervezas y algunas viandas con mis mejores amigos. Soy afortunado de no depender de ese vicio. No me hace falta. Bebo de vez en cuando, pero la Coca Cola si creó en mí una nociva dependencia.

Dice James Stewart en un ensayo publicado por The New York Times  que "la Coca Cola ha prosperado durante 127 años y ha sobrevivido a un sin fín de modas pasajeras sobre la salud, en parte porque su producto insignia contiene tanto cafeína como azúcar, que puede ser adictivo".  Hay personas que utilizan una Coca Cola o Pepsi para lavar sus inodoros, pues contiene ácidos que dejan blancos esos sanitarios. Imaginemos que hará ese líquido en nuestros organismos. A pesar de ese daño, seguimos leal a la Coca Cola, en vez de consumir un rico refresco o beber simplemente agua mineral. Michelle Obama, la Primera Dama de Estados Unidos, encabeza una campaña contra la obesidad, llamando a los estadounidenses a beber más agua.  En tanto en nuestro país nadie se ha preocupado por parar esa adicción. Ya tenemos en el país niños obesos por esa Coca Cola.

Estamos a merced del nuevo colonialismo de la Coca Cola. Dicen que en Estados Unidos el promedio de consumidores tiene 56 años de edad. Los jóvenes en Estados Unidos están dejando la Coca por las bebidas energizantes como Red Bull y Monster. La preocupación es tal allá en el Imperio que los padres están aconsejando a sus hijos de dejar de ingerir Coca Cola por los daños a la salud. Pero las empresas no escatiman dinero para pagar costosas campañas y ofrecer nuevas bebidas como Coca Cola Life que, según la empresa, tiene menos calorías y gas. Aquí en Nicaragua todavía no hay conciencia que estamos autodestruyendo nuestro organismo con esa clase de gaseosas perniciosas.  Un reciente hallazgo del Instituto Nacional de Consumo de Francia revela que la Coca Cola y la Pepsi contienen 10 gramos de alcohol por cada litro, es decir, un  0.001%. En la India se lanzó una campaña"Coke y Pepsi fuera de la India," por los daños que provoca a la salud. Mientras usted amigo lector lee este artículo más niños y adultos se suman a esta pandemia de la adicción de la coca que, según las últimas investigaciones ¡contiene alcohol!

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