"Rincón de nuestra Historia"

III Parte

Por José Rizo Cartellón

Nicaragua en mis recuerdos

Como en todo pueblo de Nicaragua, los apodos no escaseaban y Jinotega no sería la excepción: los Pata de Gallina (por sus pies cortos y gordos); los Titumuste y los Cabros (porque un miembro de la familia se dejó crecer la barba), la Pulmón de Sapo (por su ronca voz). Había en ello un cierto sentido del humor; como en Managua, donde conocí a los Cachimbita, familia a la que perteneció el doctor Rodolfo Espinoza, tan eminente orador como cirujano, quien gozaba comentando el apodo de los suyos.

La engramada y vieja plaza fue convertida en un lindo parque por la laboriosidad de don Rafael César Medina, quien fuera Jefe Político de la administración Zelaya. Llevó en carretas, con mucho esmero desde Managua, almendros y otros arbolitos y plantas ornamentales, que luego fueron sembrados en lotes de distintas formas geométricas; para su cuidado fueron distribuidos entre familias entusiastas, que se reunían por las mañanas y por las tardes a limpiar y regar sus respectivas parcelas.

En el centro, se construyó un kiosco, con todas las técnicas acústicas, donde se daban conciertos dos veces por semana por una banda calificada; el kiosco contaba con un área circular, enladrillada, de donde partían ocho calles que conducían a cada una de las puertas exteriores del nuevo parque. Había riego permanente por un canal que cruzaba la población, atravesando el parque y llevando el agua del río Ducualí, al río Viejo.

El alumbrado era con faros de kerosene, montados en postecitos pintados de blanco y rojo; encendidos a las seis de la tarde por un farolero. Cerraba el parque una baranda alta de fina madera, igualmente pintada. Árboles de grapefruit o toronjas lo rodeaban; fueron destruidos tiempos después, cuando un popular curandero de la ciudad, don Joaquín Noguera, descubrió (Pobre Alfonso Laverán), que estas naranjas eran las transmisoras de la malaria; el mismo personaje declaró la inconveniencia de los baños frecuentes: de baños y cenas, las sepulturas están llenas, acostumbraba decir a sus inocentes pacientes.

CREACIÓN Y DESARROLLO DEL DEPARTAMENTO DE JINOTEGA

En 1851 se le confiere a Jinotega la categoría de Villa y luego, en 1883 el titulo de ciudad. El escritor austríaco Karl von Scherzer la describe en 1854 como "una de las villas más bonitas y placenteras que ha visto". Años después, en 1872, el inglés Thomas Belt describe a Jinotega como "una población bella y agradablemente situada". Perteneció hasta el 15 de Octubre de 1891 al departamento de Matagalpa, ya que en esa fecha se aprobó el proyecto de ley para la creación del Departamento de Jinotega gracias a la iniciativa de los senadores General Ignacio Cháves y Licenciado Francisco López Guerra.

Como la creación del Departamento se hizo a instancia de los Senadores con trámite de urgencia, no fue sino hasta poco tiempo después en 1894, que se le anexó a Jinotega los extensos y ricos territorios de Bocay y Pantasma, convirtiéndose así en el departamento más grande del Norte de Nicaragua. Con esta anexión se tornaba también Jinotega en un departamento productor de hule y de maderas preciosas, cuyas tucas debidamente marcadas por sus respectivos dueños, se tiraban a los ríos y quebradas en los meses de invierno para ser arrastradas hasta el mar Caribe.

El Licenciado López Guerra, fue un personaje decisivo en la creación del nuevo Departamento de Jinotega, separándolo de Matagalpa. Fue tío político de mi padre por estar casado con María José Gadea, hermana de mi abuela Paula, y además su padrino en las aguas bautismales. Es por esa circunstancia que siempre escuché numerosos relatos acerca de la vida de este abogado y político jinotegano, cuya residencia estaba ubicada al occidente de la casa de las Rizo, en el sector del Parque Central.

Continuará...