La Corte Suprema se pronunció y la opinión
se dividió aun más
Magda Enríquez Beitler
La Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, con cinco votos a favor y cuatro en contra, al legalizar el derecho humano de casarse con quien uno quiera da un paso históricamente positivo hacia una democracia verdadera donde todos los ciudadanos y ciudadanas son tratados de igual manera
De ahí que no podemos hablar de aceptar la diversidad; no podemos hablar de derechos civiles; no podemos hablar de derechos humanos; no podemos hablar de solidaridad y, mucho menos hablar de amor ni de justicia, si al mismo tiempo se les niega a dos seres humanos el derecho a casarse solo porque son del mismo sexo.
Cabe señalar que dicha decisión no es únicamente el resultado de la lucha de décadas a favor de los derechos de la homosexualidad sino que un grupo de hombres y mujeres de las Universidades de Yale y Harvard fueron capaces de promover un análisis objetivo de la Enmienda 14 de la Constitución que establece el derecho fundamental a casarse pero no estipula relación al sexo. Dentro de ese contexto negar el derecho a casarse a personas del mismo sexo es una violación a los procesos legales y al derecho de protección igualitaria. Que la Corte Suprema de Justicia acepte como legítimo dicho argumento se convirtió en una victoria monumental del movimiento a favor de los derechos de los homosexuales y al mismo tiempo en un tema de opiniones encontradas en el marco político de las campañas electorales.
Mientras los demócratas de manera unánime aplaudieron la decisión como un paso más hacia la igualdad, los republicanos tomaron diversas posiciones argumentando que el concepto del matrimonio es un concepto religioso que data de siglos y que cuestionarlo refleja una crisis moral y no autoridad civil puede obligar a ningún ciudadano(a) a violar sus principios religiosos. Sin embargo aunque algunos aceptan que puede existir siempre un contrato entre adultos, la realidad es que el reto para los republicanos es como lograr el voto de la base conservadora que se opone enérgicamente al matrimonio entre personas del mismo sexo y, al mismo tiempo, no perder el voto de la base que apoya la decisión de la Corte.
Dentro de ese contexto el argumento religioso está siendo utilizado repetidamente. Sin embargo ante la existente y reconocida separación entre la Iglesia y el Estado, son varios los candidatos que aclaran que, aunque por sus principios religiosos, esté en desacuerdo con la decisión de la Corte, si están dispuestos a obedecer el mandato porque la ley es la ley y hay que respetarla.
