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Correos Corporativos
EDICCION ESPECIAL POLICIA 2013
EDICCION ESPECIAL EJERCITO 2013

Cuando los jóvenes viajaban
en una nube tóxica

Por Denis García Salinas/Desde Mi ventana

Cuando el joven Bill Clinton probó su primer sorbo de marihuana en la Universidad de Oxford, Pepe Mujica empezaba su vida de revoltoso revolucionario en Montevideo. Años después Clinton llegó a la Casa Blanca. Christopher Hitchens, un polémico periodista que había sido compañero de Clinton en la universidad, reveló ese pasado que el entonces presidente de EEUU tenía guardado como un valioso tesoro. Al igual que sus aventuras amorosas con la pasante Mónica Lewinsky salieron a la luz pública. Dos hombres y dos historias distintas. Clinton abrazó las ideas demócratas y llegó a ser presidente del país más poderoso de la tierra.  Por su parte, Mujica llegó también a la Presidencia en el país más pequeño de América del sur: Uruguay. El perteneció al izquierdista movimiento Tupamaros. No se sabe si José Mujica fumaría cannabis sativas en su juventud.  Pero, por esas paradojas de la historia, en junio del 2012 el ahora presidente uruguayo  José Mujica propuso legalizar y regular la venta de marihuana en Uruguay.  El escándalo estalló.

En Nicaragua, la decisión de Mujica sorprendió excesivamente porque el Gobierno ha declarado la guerra a la droga más consumida del mundo: La marihuana.  Nuestro país, que emergió de una guerra y aún se cura de las cicatrices del desastre económico, está convaleciente para un debate de esa naturaleza. Quizás no es el momento para pensar en poner en práctica la idea de Mujica. Aunque entre médicos la polémica no cesa. Los especialistas de la Universidad de Duke (EE.UU) afirman que el uso persistente de la marihuana durante la adolescencia daña de forma duradera la inteligencia, la memoria y la capacidad de atención.  Otros sostienen que la hierba "maldita" cura el cáncer (¡?).  A pesar de ese debate inconcluso, Mujica tiene otra opinión. Incluso el Presidente Barack Obama no cree que la marihuana sea más peligrosa que el alcohol. Nadie sabe tampoco que opinará el presidente Daniel Ortega, aparentemente un hombre abstemio que en su juventud solo pensaba en en impulsar la revolución.

Nadie concebía que un país sudamericano tan pequeño decidiera levantar la prohibición de vender marihuana públicamente. Uruguay no era Holanda, donde desde hace largo tiempo cualquier holandés (mayor de edad) compra marihuana como si fuese a adquirir una hamburguesa en un McDonalds. La venta de en establecimientos está legalizada. 

Pero ¿Quién es este señor bonachón de 79 años de edad responsable de esa insólita decisión? Ese señor es Mujica, considerado el "presidente más pobres del mundo."  Es un hombre sencillo que cultiva flores y hortalizas en sus tiempos libres. El y su esposa Lucía Topolansky, senadora, viajan en sus respectivos Volkswagen hacia sus trabajos. El Presidente Mujica no usa twitter ni posee correo electrónico, como ciertos sacerdotes nicas grandilocuentes. Tal vez Mujica no es un hombre conocedor de redes sociales, pero se ha adelantado a su tiempo con su singular acción. Mujica llegó al poder en 2012 en Uruguay. Estuvo preso y escapó espectacularmente de una cárcel en 1971. Nuevamente fue arrestado, pero salió el 8 de marzo de 1985, tras una amnistía.  

La decisión de Mujica de permitir la venta y consumo de marihuana en Uruguay  ha tenido eco en América Latina, abrumada por el tráfico de alcaloides y mariguana con rumbo a EE.UU. Los expresidentes Ernesto Zedillo, de México; Ricardo Lagos, de Chile; y Fernando Henríquez Cardoso, de Brasil, apoyaron al alcalde del Distrito Federal (México)  Miguel Ángel Mancera, de descriminalizar el consumo de marihuana.   Los narcos mantiene el terror en las ciudades del norte de México.  Los pobladores se han armados para combatir a los carteles y a los miembros de la organización de Los Templarios. En nuestro país, los narcos han sido prácticamente neutralizados.

Pero México no es Uruguay, un país con instituciones democráticas y con una población más culta. En Uruguay la ley permite ahora la siembra, cosecha y venta de marihuana. A las cooperativas se les permite hasta la siembra de 99 plantas en total. Creo que en México es difícil realizar un ensayo de esa índole. En México "tan cerca de EEUU y tan lejos de Dios", existe un ejército de bandoleros bien armados para defender a los carteles mexicanos, cosa inexistente en Uruguay.   

La marihuana se puso de moda en la época del hipismo, cuando jóvenes de ambos sexos se drogaban alegremente sin causar daños a los demás. Era los tiempos de música, amor y paz. El glorioso festival de música Woodstock se celebró bajo una nube tóxica de marihuana y amor libre. La hierba no causa adicción como el alcohol y la cerveza, que acompañan siempre a los accidentes mortales y crímenes espantosos.  "Más de cinco millones de personas mueren al año por causas relacionadas con el cigarro, más que las provocadas por el sida, la malaria y la tuberculosis", según la Organización Mundial de la Salud.

Michael Jackson y  Elvis Presley fallecieron por ingesta de pastillas y no por marihuana. El actor Philip Seymour Hoffman, que ganó el Oscar, por su interpretación  de Truman Capote, falleció en su apartamento con una aguja que la tenías penetrada en sus venas. En Estados Unidos el debate ha empezado sobre legalizar o no la marihuana. En Colorado desde mayo del 2013 normalizaron la venta, producción y los impuestos sobre la mariguana recreativa. Allí sus leyes permiten el cultivo máximo de seis plantas para su uso personal y la compra de hasta 28 gramos en establecimientos autorizados. Las autoridades afirman que más de cinco kilogramos se habla de mayoreo y narcotráfico.

El norte de México se ha convertido en el santuario del crimen, del secuestro y venta de drogas peligrosas. Sólo en el Distrito Federal (México) se mueven 28 millones de dólares anuales en marihuana y allí hay probablemente 75 mil consumidores habituales, la mayoría hombres. El ex canciller y escritor mexicano Jorge Castañeda confesó también que "fumé mariguana de joven," pero dice que la dejó porque era un "estigma social". Tanto en nuestro país como en el resto de mundo muchos  profesionales, escritores, presidentes, senadores, diputados, alcaldes, empresarios, generales (Policía y Ejército) han consumido, alguna vez en su juventud, marihuana.  La hierba, reitero, no es adictiva, pero en nuestros países pobres puede desembocar en otras drogas más peligrosas como la "piedra." Además, en Nicaragua primero se debe de reformar nuestras leyes, que prohíbe el consumo y venta de toda clase de estupefacientes, segundo, hay demasiados jóvenes desempleados y vagos, que aumentaría el número de consumidores. Tercero,  nuestro territorio está siendo utilizado por el narcotráfico internacional como ruta hacia EEUU. Un país pobre como el nuestro que trata de salir de este atolladero económico, no puede darse el lujo de Uruguay o de Holanda o de alguna ciudad estadounidense de descriminalizar el consumo de marihuana, aunque ésta no sea adictiva y no cause los daños que provoca el alcohol y el tabaco.

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