La sociedad de obesos y enfermos

Por Denis García Salinas/Desde Mi Ventana.

El fantasma de la obesidad recorre el mundo.  Estados Unidos no solo es el país más poderoso militarmente de la tierra, sino también la sociedad con el ejército de obesos más numeroso. Los programas de televisión muestran casos de hombres y mujeres, que yacen postrados en sus camas sin poder salir de su habitación. Hubo otro en que tuvieron que derribar unas de las paredes del cuarto para poderlo sacar con ayuda de seis bomberos. No se podía mover por si sólo. La familia tiene que bañarlo y alimentarlo.  Pero en ese mismo país otro hombre, que parecía un león marino, tuvo que ser sacado con una pala mecánica, después de abrir un boquete en el techo. Es la nueva peste que amenaza el mundo. En realidad,  enfrentamos la enfermedad de nuestro tiempo.

Aunque muchos jóvenes obstinados creen que es un problema de personas con tendencia a engordar o por ser mayor. Ayer un conductor de taxis, que dijo tenía 33 años, me confesó que el médico le recomendó dejar de alimentarse de-senfrenadamente. Si quieres llegar a viejo y saludable, debes de ordenar tu régimen alimenticio.  Ahora corre por las noches y su alimentación es vegetariana. Ser joven no te da el derecho a bombardear tu estómago con alimentos dañinos.   La gente ignora que estamos frente a un problema de salud pública.

En nuestra familia ya encontramos niños y niñas con sobrepeso. Y lo peor de todo es que fomentamos ese desorden alimenticio. Ese trastorno está afectando a nuestra niñez, al igual que el sinnúmero de enfermedades que afectan principalmente a muchos infantes que son delgaditos, débiles y enfermizos.   En parte es herencia de sus padres y otra de sus malos hábitos adquiridos en el transcurso de nuestras vidas. Muchos se dan cuentan que son enfermos de obesidad hasta que llegan al consultorio médico.  De la noche a la mañana, nuestra sociedad se llenó de obesos y enfermos. Entre ellos me incluyo. Padecemos la enfermedad de nuestro tiempo.  

Ahora que en el país se ha llenado de gente obesa se han multiplicado los especialistas en dietas naturales y los gimnasios se ven atiborrados de personas desesperadas en bajar las odiosas libras que colgamos en el vientre. Es el nuevo negocio del mundo contemporáneo. Otros salen muy de madrugada a correr como locos o simplemente a caminar por las rotondas de la capital. Los médicos recomiendan caminar una o dos horas. Pero esos ejercicios al poco tiempo lo abandonan.

El médico dicta sentencia: Usted debe de dejar de comer carne (a lo sumo una vez a la semana), arroz, gallo pinto,frito,  toda clase de alimentos fritos (pollos, cerdo y carne), leche agria, queso, cuajada, gaseosas, cerveza, huevos fritos (lo más dos a la semana), jamones, bayco, hamburguesa, pizzas. En suma, el médico, como un juez rudo, dicta veredicto  y lo condena  a dejar de disfrutar esos malos hábitos alimenticios. En la Entrevista de María Elsa Suárez del Canal 23, un médico prohibía también todas las sopas, excepto la de frijoles y de vegetales. ¡Qué horror!  

En Estados Unidos de Norteamérica, el reino de los obesos por excelencia, los periódicos aseguran que los ciudadanos gastan más dinero que cualquier país en su salud. Compran máquinas para ejercitarse, corren por las mañanas, hacen dietas extremas que los llevan más bien a la bulimia y, en el peor de los casos, a la anorexia. Compran barbitúricos y pastillas para calmar las ansias de hambre e incluso para adelgazar como un bolillo. Otros, los más adinerados, se arriesgan a someterse a una operación quirúrgica. En fin, todos queremos que nuestro cuerpo sea un templo, independiente de la edad.   El Periódico The New York Times  informaba que los estadounidenses gastan alrededor de 30 mil millones de dólares al año en suplementos y la mitad de los adultos toman una vitamina al día.    Esa cifra congela el alma al ver nuestro Presupuesto de la República y el Producto Interno Bruto. Ese mismo periódico, citando un editorial de The Annals of Interna Medicine, cinco médicos dieron consejos a quienes toman suplementos: "Dejen de desperdiciar el dinero".

Y en nuestro país, nuestros médicos nos recomiendan también vitaminas, incluso los llamados médicos naturistas que hacen toda clase de propaganda para vender sus productos. Entretanto, nosotros también, al igual que los estadounidenses, estamos botando nuestro escaso dinero. Los médicos norteamericanos sostienen que no hay evidencias de que los comprimidos de vitaminas y minerales sean útiles. Y no sólo eso. Nos advierten del peligro que representan, que pueden ser dañinos.  Uno se pregunta, entonces, qué y cuáles son los productos sanos para nuestra salud y alargar nuestras vidas. Una mujer escribió en un periódico norteamericano, diciendo que su dieta estaba compuesta por jugos de coles rizadas y verduras crucíferas como brócoli, coliflor, col, coles de Bruselas y berzas. Esa mujer estaba convencida que su dieta era saludable, pero hasta que aterrizó en un consultorio de un médico su mundo se desmoronó.

Aquella mujer resultó, al final, con hipotiroidismo, algo común en las mujeres de más de 40 años.  Inmediatamente la mujer buscó desesperadamente la lista de alimentos que debía evitar. Pero cuál es su sorpresa cuando el médico le indicó no volver a consumir la col rizada, seguidas de las crucíferas. El galeno le prohibió también comer almendras, fresas, soya, duraznos, maní, maíz, rábano, nabo y espinaca, consideradas como saludables. De esa lista de vegetales, algunas las consumimos en nuestras casas, creyendo ciegamente que son buena para la salud: sobre todo, el brócoli, fresas, rábano y espinaca (en consumé). Entonces, ¡cuál es el régimen alimenticio que debemos de seguir? pues ahora dicen los dentistas que los jugos de frutas y verduras corroen los dientes y que el limón, aunque tiene mucha vitamina C y sustancias que previenen el cáncer habían erosionado el esmalte de aquella mujer estadounidense que llegó al consultorio del médico.

El artículo de Tom Brady terminó con la siguiente frase. Su dentista le dijo: "Estarías mejor con chocolate y refresco". Esto demuestra, una vez más, los mitos sobre ciertos alimentos y, en particular el azúcar. En los países europeos donde procede el chocolate los informes médicos aseguran que esas personas que comen chocolate no tienen problemas con su dentadura. Pero volvamos a nuestra tercermundista realidad para preguntarnos: Qué vamos a comer? Entonces, las frutas y las verduras no tienen las vitaminas naturales que nuestros ancestros nos han dicho.  Qué hacer?