¡¡ Cíao, Dionisio !!

por Silvio Mora

Guatemala, y los embajadores acreditados, tuvimos el honor de conocer y compartir con el colega Dionisio de Gracia Guillén, por dos años. Tiempo suficiente para demostrar que fue embajador de lujo: humilde, sencillo, con discurso fresco y respetuoso, estudioso del derecho, abstemio y gran colaborador. No hablo de un santo ni de un ángel, pero sí, de un caballero. Dice de frente lo que tiene que decir, pero pone freno a la palabra fuerte.

Alguien habría dicho que lo bueno y agradable no dura dos primaveras. Como les ocurre a los pájaros sin dueño o a los jazmines silvestres. Ahora me es fácil entender porqué no duró Nicho -así lo llamamos cariñosamente-; sin embargo, tiene un camino largo y ancho por delante. Es joven y excelente profesional, o sea, tiene mucho que recorrer, tiene mucho que aportar a este mundo injusto.

Dionisio durante una cena ofrecida por el presidente Alvaro Colom

Dionisio en el cerro de la Cruz y Jorge Gabrie

El embajador de Panamá Dionisio de Gracia, condecorado en la cancillería

El Ministerio de Relaciones Exteriores, condecoró con la orden del “Quetzal en el grado de Gran Cruz”, al excelentísimo señor Dionisio De Gracia Guillén, como embajador de la República de Panamá, el día miércoles 26 de octubre a las 11:30 de la mañana. El día viernes 28 el cuerpo diplomático se trasladó a la Nunciatura Apostólica de Guatemala, donde Monseñor Paul Richard Gallagher, Nuncio Apostólico, pronunció un hermoso discurso y le entregó una charola de plata, en ocasión de finalizar, bruscamente, sus funciones.

Creo que el Presidente Alvaro Colom adelantó su regalo de Navidad para el colega Dionisio, ofreciéndole una cena de gala en Casa Presidencial. En sus sencillas palabras interpretamos que el presidente calificó al invitado “como esos buenos libros que nunca se olvidan por su contenido”. También lo invitaron a sus residencias los embajadores de Taiwán Adolfo Sun, de Honduras Jorge Gabrie, Claudia Canjura de El Salvador y Alfredo Martínez, de Belize.

Los embajadores del Grupo Latinoamericano, GRULAC, del Sistema de Integración Centroamericana, SICA y algunos amigos en particular, tuvimos el gusto de despedirlo, en diferentes momentos, donde brindamos por la amistad y la paz. Además, por su carisma y su caballerosidad, que supo demostrar en su corto tiempo entre nosotros.

Llegó como embajador al país de la eterna primavera y los celajes para el verano de 2009. Algunas veces lo vimos callado y tímido. Comprendimos que se sentía como exiliado o como extranjero. Eso le pasa a los que aman mucho a sus seres queridos y a la tierra que lo vio nacer. Ahora vuelve a casa con los suyos, pero sus compañeros estamos dolidos por el cese de sus funciones diplomáticas. El nunca renunció, lo barrieron, pero no es la cristalización de un fracaso como embajador.

El compañero Dionisio De Gracia Guillén nos deja la frase pura, como deja el escultor sus líneas puras. Se hizo servir de su lengua, porque sabe que el lenguaje es obra del hombre, y que éste no debe ser su esclavo ni su siervo. Es un hombre joven, estupendo como profesional de derecho, inteligente, sin vicios ni mañas, elementos que le auguran un buen futuro.

La amistad de Nicho y los diplomáticos nació callada. Así, callada como brotan las flores hasta en las calles empedradas de Guatemala. Sus amigos de verdad, estamos seguros que siempre volará de cumbre en cumbre, como los cóndores llamados por la gloria.