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Lunes 11 de Julio del 2011 Edición No.5009
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Extractos de la obra Memorias de Lucha Sandinista

Monica Baltodano
¿en qué voy? robate un avión”
Diálogo con Modesto Rojas en programa radial “Entre todos” 1/07/ 2000


Para el año 1979, varias naciones habían roto relaciones con el régimen de Somoza y estaban dispuestas a apoyar con armas y otros recursos materiales a los guerrilleros. Hacer llegar las armas y las municiones de manera expedita a los distintos frentes de combate en los propios días de la insurrección, requirió del transporte aéreo.

La improvisada Fuerza Aérea Sandinista fue capaz de aterrizar en el país y realizar, en medio de la guerra, además del transporte de armas y municiones, el traslado de heridos y dirigentes que se movilizaron a reuniones de coordinación, y hasta ataques con bombas rudimentarias como el que se hizo contra el Búnker de Somoza el 20 de junio, y contra el Comando de Estelí el 16 de julio.

Modesto Rojas Berrios, ex oficial de la guardia somocista,  piloto de vocación y profesión, encontró en estas circunstancias, el momento preciso para poner toda su experiencia y su convicción anti-somocista al servicio de la lucha sandinista contra la dictadura.

Mónica: ¿cómo se da tu vínculo con la lucha?

Modesto: Bueno, la influencia estudiantil llega, y primero se involucraron mis compañeros de carrera. Ellos entran al Frente Sandinista y tienen confianza en mí. Ya ellos no tienen la desconfianza de que haya sido guardia, y entonces comencé a colaborar. Yo tenía una gasolinera que era garaje de los vehículos que se ocupaban para hacer operativos.

Posteriormente, Samuel Santos, también dueño de gasolinera en esa época, me fue conociendo y de repente, un día me dijo: –Ve, Modesto, necesitamos platicar con vos, y fue cuando me propuso el ingreso al Frente. Entonces me introdujo con el Comandante William Ramírez “Aureliano”, y llegamos al acuerdo de que mi disposición era, por el momento, ayudar en lo mismo que venía haciendo, con la idea fija de usarme como piloto, que era lo que yo quería. Yo tenía que estar dispuesto en cualquier momento que hubiera un avión, para incorporarme a la guerrilla.

Yo estaba siempre esperando, esperando, esperando, y yo decía, ya nunca me va a llegar el turno. Hasta que al fin, el 15 de junio  llega un muchacho moreno, delgado, bajo; después supe que se llamaba Justo Rufino Garay. Me dice: –Ve, ¿vos sos Modesto? Dice “Aureliano” que te vayás conmigo. Yo comprendí inmediatamente qué cosa era. Sólo me fui donde mis hijos, mi esposa, y entonces les dije: –Me voy. ¿Para dónde? ¿Qué vas a hacer? –me decían. –Ya me voy. Sólo agarré mi maletín, que ya lo tenía listo desde hacía meses con los mapas de Centroamérica, con todo lo que se necesitaba para volar, y me fui. Entonces fui al Estado Mayor que tenían aquí, en los barrios orientales. Llegué allá y estuve esperando hasta que por fin llegaron el Comandante William Ramírez y el Comandante Joaquín Cuadra, juntos. Entonces le dijo William: –Ve, aquí está el hombre. Me quedó viendo el chele de pies a cabeza y después de un momento dijo: –Está bien, pues, que se vaya.

Entonces yo le dije: –Bueno, aquí estoy listo ya. –¿Ya estás listo, listo, completo? –Listo, aquí estoy todo. Entonces me dice William: –Andate pues. –¿Para dónde? –Te vamos a dar unos teléfonos para que te vayás a Costa Rica; cuando llegués, llamás y ahí te van a llegar a recoger. –Entonces, ¿en qué me voy? En mis cuentas me iban a llevar. Ése es problema tuyo –me dicen. Robate un avión –me dijo William Ramírez.

A mí se me iluminó la cabeza en determinado momento. Pues, si es cierto, pensé, ¿y cómo me voy a ir? No me voy a ir, digamos, por el aeropuerto. No me voy a ir por veredas, solo, solito yo, si no conozco nada. Tiene que ser en un avión. No hay de otra, pensé. Bueno, planeé en la mente cómo hacerlo. Tenía un compañero que después se nos volteó, se volvió enemigo acérrimo de nosotros; pero entonces él me acompañó, llevándome, hasta que le dije: –Bueno, aquí me quedo. Me voy solo.

Esto fue al día siguiente, el 16 de junio. Muy de mañana agarré una pistola 38 que tenía, la metí debajo del motor para pasar los retenes, porque había muchos retenes para llegar al aeropuerto Los Brasiles. Hombré, suerteramente pasé bajo la excusa de que le llevaba comida a un amigo, cuando en realidad en mi mente llevaba la idea de robarle al amigo un avión. Al amigo, dije, me lo voy a encontrar, conozco esos avioncitos. Y me voy ahí, pues. Pero sucede que, cuando llegué, a todos los aviones les habían quitado las hélices, o un pin, o les habían puesto un tractor enfrente, para que no los movieran. O sea todo estaba amarrado para que no fuera posible llevarse ningún avión de ahí. Pero como yo digo claramente: cuando las cosas van a suceder, suceden.

Estoy ahí viendo qué hago, pensando ahora tengo que regresarme de aquí y ¡otra vez pasando todos los retenes!, cuando aterriza un avión bimotor, era del INFONAC, un Cesna 3-10. Aterriza, ¡bum! y se parqueó. Entonces, de repente, pasa un jeep a toda velocidad, y vuelvo a ver, y veo que son los hombres que se bajaron del avión. Los estoy viendo, ¡me están dejando el avión solo!

Entonces me fui y le digo al amigo que está ahí: –Mirá, voy a ir allá a la torre. Esperame, voy a ir con vos –me dice. Y pienso, ¡ala! ¿Qué va a hacer éste conmigo, a la orilla del avión? Y está un guardia cuidando el aeropuerto, un hombre calmón, tranquilo. Entonces le digo yo: –Ve, ¿quiénes son éstos que vinieron? Son los del INFONAC –me dice. Mirá –le digo– voy a ver el avión. –Ta bien, andate, Rojitas, andá, velo. Y yo fui a examinarlo y lo examiné.

Entonces, noto que ni la puerta había quedado con llave, ni necesitaba llave para encender el motor. Ya todo estaba listo. Sólo me bajé, saqué la pistola, encañoné al hombre, a los dos y les digo: –No se me muevan, y vos te vas conmigo, le digo al guardia que estaba con un walkie talkie. Todas las tropas de la Guardia que hacían patrulla tenían como punto de refresco el aeropuerto, y había como cien guardias a unos cien metros de la torre de control.

… encendí los motores y comencé a correr desde frente a la torre, despegué como en un tercio de la pista y me fui. Cuando iba saliendo, oí los balazos que me estaban tirando. Y así pues, así fue la incorporación.                                     Continuará....


Modesto Enrique Rojas Berríos, subtiaveño nacido en León el 15 de junio de 1939. En 1955, ingresa a la Academia Militar en Managua, graduándose como Oficial de Infantería en 1959. En 1960, gracias a una beca de especialización, se gradúa como Piloto Militar. Se retira de la Guardia Nacional en 1965. Se dedica a la fumigación aérea, y entre 1970 y 1975 estudia Ingeniería Civil en la UNAN. Entra en contacto con miembros del Frente Estudiantil Revolucionario y realiza tareas como colaborador. Es reclutado formalmente para el Frente Sandinista de Liberación Nacional, en 1978.