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Jueves 18 de Agosto del 2011 Edición No.5033
Donde las calles no tienen nombre
"En Managua no hay números que valgan, se orienta el que conoce de puntos de referencia; el que no, debe pasar por preguntón. En las direcciones se mantienen los "donde fue", pero nacen nuevas señales

.- Del Arbolito dos cuadras al lago, 30 varas arriba, la casa rosada con verjas blancas. Fácil. Como que dos más dos son cuatro. ¡Si, cómo no! ¿Qué tal si alguien no sabe (y muchos no lo saben) dónde está plantado ese "arbolito"? Hay montones de pequeños árboles bordeando las calles de la capital; ¿cómo adivinar cuál de ellos tiene el título de "el Arbolito"? Preguntando.

Ni modo. Arriba, abajo, al lago, al sur y los puntos de referencias famosos (y otros no tan famosos) son los códigos de ubicación que usan los managuas. Y los comprenden con pasmosa facilidad. No así los extranjeros y los pueblerinos, que casi se vuelven locos cuando tratan de descifrar una dirección en la que muchos llaman la ciudad "donde las calles no tienen nombre", como la canción del grupo irlandés U2, que se cree fue escrita en honor a Managua después de que Bono, el vocalista de la banda, visitara nuestra capital, en 1986. Where the streets have no name ... la verdad es que algunas sí los tienen, pero nadie los conoce. Por lo tanto, preguntar es la clave. O pagar una carrera en taxi. Nadie se desplaza mejor que los taxistas por la enmarañada madeja de calles, callejones y rotondas de la capital.

Ese perfecto desorden es hijo del caos sembrado por el terremoto de 1972. La debilidad por las direcciones complicadas y originales es, en cambio, bastante añeja. Antes de que la capital se cayera, tenía un centro y una nomenclatura. Las avenidas y los edificios estaban numerados; sin embargo, los managuas se resistían a usar esos códigos, según cuenta el historiador Bayardo Cuadra. "Es que los números son demasiado áridos y a la gente no le gusta aprendérselos", dice.

A esa firme posición antimatemática se suma el ingenio güegüense de los nicas, que siempre, sin distingo de época y contexto político social, ha hecho de las suyas. Por ejemplo -señala el periodista e historiador Roberto Sánchez- a la estatua del caballo de Anastasio Somoza García, la llamaban "el caballo huevón". Y el monumento en que Luis Somoza Debayle aparecía sosteniendo un documento enrollado (se encontraba donde hoy está el busto de Benito Juárez, frente al edificio del Consejo Supremo Electoral) fue bautizado como "el hombre del taco". Así, sin ceremonias. "Del hombre del taco, tres cuadras abajo".

"Algunos puntos de referencia

Los viejos: La Caimana (era una fábrica de juegos pirotécnicos, a la dueña, doña Carmen Aguirre, le decían así, murió hace unos 40 años), el Arbolito, el Puente León, el Cine León, el Cine México, Estatua de Montoya, los semáforos de Lozelsa (desapareció hace unos 20 años), el Ceibón (ahí sigue, en San Judas) el Guanacaste (ya lo cortaron), el Zumen( por Zúñiga y Mendieta, oficiales de la Guardia Nacional). Los nuevos: centros comerciales, restaurantes, moteles, bares, iglesias, puentes y rotondas, estas, por ser redondas, causan gran confusión en las direcciones.

"De los puntos cardinales

Arriba. Es el Este. Se le llama así porque es ahí por donde se levanta el Sol.

Abajo. El Oeste. Ahí se oculta el astro rey. Baja y baja hasta que se pierde de vista.

Al lago. Es el Norte. El Xolotlán ha tenido desde siempre una enorme importancia para los managuas. La ciudad (desde que era un simple pobladito) nació a orillas del lago y de ahí tomaban agua sus habitantes. Ahí pescaban y se bañaban. Por eso es más significativo decir al lago, que al Norte.

Sur. Antes era llamado "La Montaña" o "La Loma", por estar ubicada al sur la Loma de Tiscapa. Pero Managua creció y ya no tuvo sentido cambiarle su nombre a este punto cardinal.

También antes del terremoto, El Lago de los Cisnes se convirtió en El Charco de los Patos, la estatua de San Ignacio de Loyola de la Universidad Centroamericana era (y todavía es) "El Batman" y una cantina de la que nadie conocía el nombre comenzó a llamarse, por supuesto, "La Sin Nombre". Las cantinas siempre han sido puntos de referencia.

Pero también las iglesias, como la del Calvario, señala Cuadra, y los cines, como el Cabrera, el González y el Margot; igual los prostíbulos, las pensiones, los billares, los árboles y hasta los tanques, como los de la colonia Catorce de Septiembre y el Reparto Schick. Si el punto de referencia deja de existir, el inconveniente se soluciona con un "de donde fue" (de donde fue el Cine Salinas, de donde fue La Vicky, de donde fue el restaurante Aragón). Lo que pone a prueba la memoria de los capitalinos y aumenta el quebradero de cabeza de los extranjeros.

Eso le pasó a StefBiemans, el holandés que produjo y presentó los programas de televisión Metrópolis y Ajá. Cuando empezó a conducir su carro por las calles de Managua, hace ocho años, comprendió que se encontraba en una ciudad especial y que tendría que activar sus cinco sentidos (y de ser posible también el sexto) para sobrevivir.

-¿Te perdías?

-No entendía que el norte es para el lago -recuerda Biemans-. El oeste abajo y el este arriba. Yo decía: ¡pero si esa calle no va de subida! ¿Habrá algunas gradas?

-¿No te ayudaban las direcciones?

-Me decían de donde fue el Cine Cabrera... yo nunca fui. ¿Cómo iba a saber dónde estaba? (ríe)
Amalia del Cid