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En tiempos del escándalo de la FIFA

El Hombre Delincuente


La literatura jurídica clásica dice que sólo el hombre puede ostentar el calificativo de delincuente. A través de la historia el debate no ha cesado sobre el comportamiento criminal del hombre. ¿Nace o se aprende el delincuente? O ¿es un invento? Se ha creído que la delincuencia surge, literalmente, en los "bajos fondos", motivados por diversas razones: Pobreza e ignorancia. Si bien es cierto, esos factores inciden en el comportamiento criminal de los de "abajo," la clase no es determinante. Se puede ser pobre, pero honrado, aunque sectores de la alta alcurnia vean con recelo y desprecio a las personas mal vestidas y de "mal apariencia". Sin embargo, tampoco podemos desechar la tesis que la pobreza y la ignorancia conlleva, en muchos casos, a cometer fechorías y crímenes horrendos, como el sucedido recientemente con el joven Nahum Bravo Torres que confesó que planificó y ejecutó el asesinato de su padre Santos Bravo, su madrastra Rosibel Murillo y su hermana Lucía, el 26 de marzo. El móvil: El dinero.

Burgueses y rateros

Juristas y sociólogos argumentan que el comportamiento criminal se aprende en contacto con otras personas dedicadas a delinquir. Allí cabe la frase "dime con quien anda y te diré quien eres". El crimen no es una herencia, aunque en ciertos casos se dice de "tal palo a tal astilla". La verdad no es absoluta. En los últimos años han aparecidos los nuevos delincuentes, llamados de "Cuello Blanco", es decir, personas que no procede de los "bajos fondos", si no todo lo contrario, gente con un status económico superior, profesionales con títulos de importantes universidades e incluso de la "clase alta", burguesa. Estos delincuentes de "Cuello Blanco" tienen tendencia a explotar el poder que tienen ya sea en la empresa privada, banca y los gobierno centrales y municipales, así como trasnacionales. Así, pues, satisfacen sus intereses personales, sus ambiciones por el dinero y como señalaba el jurista fallecido Alfonso Valle Pastora obedecen al principio de la "adoración por el éxito" y "están sometidos a unas necesidades y valores comunes centradas en el dinero y el consumo".

Y la ambición y la "adoración por el dinero" han sacado a luz pública en Europa un escándalo de grandes proporciones por lavado de dinero, fraude y sobornos. Los implicados no son gente de los "bajos fondos" de Zurich, de Trinidad y Tobago o Managua, sino personajes con altos cargos en la FIFA. La policía suiza, a petición de la fiscal estadounidense, detuvo, recientemente, a siete dirigentes de la FIFA, entre ellos dos vicepresidente de ese organismo rector del deporte más bello del mundo en un hotel de Zurich. Uno de ellos es Julio Rocha, oficial de la FIFA y oriundo de Nicaragua. Rocha no proviene de las altas esferas. Su procedencia es humilde. Todos ellos son acusados de haber recibido 150 millones de dólares en sobornos para otorgar las respectivas sedes del Mundial de Fútbol 2018 en Rusia y 2020 en Qatar. La prensa extranjera no tiene pelos en la lengua para informar la verdad; en cambio, la prensa nicaragüense ha tratado con indulgencia el caso Rocha. Eso pasa cuando los periodistas establecen "amistad" con el poder, se ven maniatado al escribir y caen atrapado en la autocensura. En tanto, las autoridades deportivas meten la cabeza en un hoyo como la avestruz, dizque esperando la sentencia contra el acusado.

Blatter pecó del delito de omisión

En ese dramático momento, Joseph Blatter, de 79 años, se quiso lavar las manos de los actos de corrupción, que ocurrían frente a sus narices, diciendo que "no puedo estar atento de todo". Uno se pregunta cómo es posible que se produjeran tantos actos de corrupción desde 1992 y no advirtiera la comisión de delitos de sus subalternos. Blatter pecó del delito de omisión al no impedir la producción de un resultado (soborno y corrupción en la FIFA). Eso está tipificado en códigos penales. Blatter está ahora en el ojo del huracán a pesar que ha renunciado a la jefatura de la FIFA, porque sin duda la justicia estadounidense tiene muchos documentos y pruebas que lo implican. Por tanto, Blatter debe cooperar con las autoridades gringas a fin de escapar de peores sanciones.

Sobre todo cuando Jack Warner, ex vicepresidente de la FIFA, uno de los encausados por el FBI, amenazó con presentar cheques y documentos que implicarían al anciano ambicioso que tenía más poder que cualquier presidente de América Latina. Blatter fue reelegido el viernes 5 de junio como presidente de la FIFA, sin importarle el escándalo de corrupción que sacudió a ese organismo. El detentaba ese poder desde 1998. ¿Qué pasaría en el interregno de su mandato en la FIFA? Luego de su elección, Blatter se atrevió afirmar que sacarían adelante a ese organismo, que emanaba pus de corrupción. A los pocos días Blatter anunció su dimisión como presidente de la FIFA y justificó su decisión, diciendo que ese organismo "necesita una profunda renovación frente a los desafíos que no se detienen". Los países miembros de la FIFA deberían de demandar a esa élite corrupta de la FIFA para que responda sobre los delitos de conspiración, corrupción y crimen organizado. Las pruebas están allí. A Warner se le imputa haber recibido un soborno por organizar el mundial del 2010 en Sudáfrica.

FIFA se hunde en su pantano

Pero estos personajes, delincuentes de "cuello Blanco", siempre se liberan de la justicia. Jack Warner acaba de pagar una fianza de 2,5 millones de dólares. Uno se pregunta de ¿Dónde sacó tanto dinero? Así, pues, vemos como el Derecho Penal no llega a estas personas porque son detentadores de poder económico y político. Warner insiste en rechazar las acusaciones de soborno. Mientras el ladronzuelo termina en la cárcel y discriminado por el pueblo, los delincuentes de "Cuello Blanco" se salvan de los penales y solo reciben penas pecuniarias, decomisan sus propiedades y otras medidas administrativas. Este delincuente de "Cuello Blanco" no queda estigmatizado por la comunidad y ésta misma no lo considera un delincuente, no lo segregan, no lo desprecian ni lo desvalorizan como a los rateros de barrios. A su vez ellos los de "Cuello Blanco" se creen personas respetables y su status sigue siendo el mismo después de cometer el delito. En fin, a estos hombres, que escalan en las organizaciones a cualquier precio, no les detienen las reglas morales, pues están ávidos de ganancias sucias. Y huelga afirmar, no actúan solo, tienen cómplices para cometer sus actos criminales. La fiscal norteamericana no llegará nunca al final porque según ellos, el mundo no puede caer en el caos. La FIFA no se hundirá en su propio estiércol. Los peces pequeños morirán ahogados en la pecera, los grandes sobreviven. Así será siempre.

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