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Qatar: ¿Fútbol y terrorismo?

Por Denis García Salinas/Desde Mi ventana


Nuestros lectores se han acostumbrado a leer historia en los periódicos contadas por corresponsales extranjeros. Ellos tienen su visión particular sobre los hechos ocurridos en el mundo, tan diferente como pensamos los periodistas del llamado Tercer Mundo. Hasta nuestra literatura y periodismo reflejan nuestro subdesarrollo, principalmente nuestra prensa, ya no digamos los noticieros de televisión, tan carentes de imaginación y cultura. A pesar de esta situación, el periodismo escrito hace lo que puede. Los que escribimos en los diarios siempre nos documentamos de la prensa extranjera, particularmente estadounidense. Pero ahora con la Internet tenemos un abanico amplio de diarios extranjeros para conocer sus puntos de vistas sobre realidades de países en conflictos. No tenemos la capacidad económica para viajar a cualquier lugar del planeta para escribir lo que vemos y oímos en esos sitios en problemas. Nos basamo en la Prensa. Nos basamos en la Prensa estadounidense con los despachos de las agencias cablegráficas (UPI, AP; AFP y EFE). En tanto, la influencia de Prensa Latina es prácticamente escasa por el poder de esos medios del imperio.

En aquellos tiempos de lector y estudiante de periódicos leí las crónicas del periodista Horacio Ruiz, un auténtico profesional del periodismo, a su regreso de lugares donde era enviado especial de La Prensa, del entonces Pedro Joaquín Chamorro y Danilo Aguirre. Ruiz me dio clases en la Universidad, pero, a decir verdad, no aprendí nada de sus clases. No sabía transmitir todo su acervo cultural y periodístico. Quizás era celoso con su tesoro adquirido, leyendo libros, periódicos y revistas. En un reportaje que le hice de una serie, Ruiz me confesó que apenas había terminado el quinto grado de primaria. Insólito. Además de ser un hombre culto, hablaba inglés, un poco de francés y alemán. Él era todo un autodidacta. Quizás por eso él no tenía un método aprendido en universidades para enseñar periodismo, como lo hace cualquiera que aparece en la televisión como experto en "todo". Y, muchos de esos, sólo saben hablar, pero no saben escribir. Los grandes periodistas, como Horacio Ruiz, nunca son buenos profesores de periodismo. Sin embargo, aprendí mucho más leyendo sus crónicas y comentarios en ese diario que de su clase de revista en la UNAN. Era un gran periodista y corresponsal de periódicos mexicanos, y su-damericanos. Cuando empecé a trabajar en esta profesión aprendí que algunos periodistas leían las revistas Times y Newsweek o The New York Times o el Washington Post para escribir sus análisis.

Hoy como ayer seguimos dependiendo de esa prensa extranjera para comentar un caso suscitado en otro país. Pero dejemos a un lado ese largo prólogo y centrémonos en nuestro asunto. Quiero referirme a Qatar, un pequeño estado soberano árabe, localizado en el oeste de Asia. De Qatar empecé a conocerlo, a través de los documentales de televisión. Qatar es llamado la "Perla del Golfo" por sus impresionantes edificios que pareciéramos están viviendo en el siglo XXII. Además, en el pasado las perlas eran su gran industria. Qatar es una monarquía absoluta y fue protectorado británico hasta 1971, que logró su independencia. La familia Al Zani ha gobernado Qatar, un país bendecido, hasta el momento, por el petróleo. Cuentan los historiadores que en 1995 el jeque Hamad Al Zani depuso a su padre, Jalifa bin Hamad al Zani tras un golpe de Estado incruento. Qatar es considerado el país con la tercera mayor reserva mundial de gas natural. Esa riqueza bajo su tierra la ha convertido en el país más desarrollado del mundo árabe. Su poderosa riqueza le ha permitido ganar, supuestamente dudosamente, el derecho a organizar la Copa Mundial de Fútbol de 2022. Ha comprado equipos de fútbol y financiado los mejores oncenos de España.

Qatar tiene también el canal de televisión estatal Al Jazeera, que informa, además, sobre las actividades de grupos rebeldes que mantienen discordia con EEUU y Europa. La prensa occidental, a través de la cual nos informamos, asegura que Qatar apoyó económicamente a grupos rebeldes durante la llamada Primavera Árabe, convertida ahora en una dictadura. Los periódicos afirman que en ese emirato árabe el sheik, Hajaj Al- Ajmi recauda dinero abiertamente para apoyar a grupos islámicos en guerra contra Estados Unidos. Paradójicamente allí el Pentágono tiene la base militar más grande en el Medio Oriente. Pero no puede hacer nada. Más que aguantar. The New York Times informaba que "durante muchos años Qatar ha ayudado a grupos islámicos de la región al proporcionar un refugio seguro, mediación diplomática, ayuda financiera y, en ciertos casos, armas". De ese país se rumora que "proporciona ayuda al Talibán de Afganistán, a Hamas de la Franja de Gaza, a rebeldes de siria, milicianos de Libia y aliados de la Hermandad Musulmana en toda la región." Pero nadie enseña evidencia. Tampoco EEUU se ha atrevido invadirlo como Irak, Afganistán, Libia, etcétera.

En otras palabras a Qatar se le permite sobornar para ganar sede de la Copa Mundial de Fútbol, apoyar a terroristas y permitir bases imperiales. Ya Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto e Israel pintan a Qatar como "un padrino de los terroristas de todas partes". Incluso lo acusan de apoyar al Estado Islámico que ejecutó a centenares de sirios y dos periodistas extranjeros. La prensa americana, sin embargo, se cura de pecar de ser unilateral en sus análisis. Busca el contraste al decir que esas denuncias son poco factible e incluso "simple retórica". Y más bien aseguran que esas acusaciones son causadas por la lucha por el poder de esas monarquías. El periódico citado señala a funcionarios del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de asegurar que Qatar y Kuwait son "jurisdicciones permisivas" para recaudación de fondos para terroristas. Recientemente en Managua estuvo el presidente del parlamento de Kuwait. Las autoridades de Qatar, por su parte, han expresado más bien su repulsa a todos esos grupos rebeldes. Pero Estados Unidos no cree, pues la televisión de Al Jazeera, según de NYT, informó sobre la inauguración de una mezquita en la que aparecía Harith al-Dari,sheik y líder tribal iraquí junto al príncipe heredero de Qatar. Como dije al principio, seguimos informándonos por esos grandes medios. Nuestros lectores siguen rehenes de la visión informativa estadounidense. Así es la vida.

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