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Correos Corporativos
EDICCION ESPECIAL POLICIA 2013
EDICCION ESPECIAL EJERCITO 2013

Las tumbas olvidadas

Por Denis García Salinas/Desde Mi ventana

Los cristianos creían que en los cementerios los cuerpos dormían mientras esperaban el Día de la Resurrección. En Roma, los muertos eran enterrados en sus propias casas, pero esto fue proscrito pues se temía que los cadáveres sepultados infectaran a la sociedad de esos tiempos. La Ley de las Doce Tablas prohibió enterrar o quemar los cadáveres en la ciudad romana.

El crecimiento desordenado de nuestra ciudad de Managua ha dejado prácticamente enclaustrados entre barrios los principales cementerios. El Cementerio General, fundado hace 92 años, quedó, por así decirlo, atrapado en el populoso barrio de Monseñor Lezcano. Allí reposan los restos del periodista y héroe nacional Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el ex presidente René Schick Gutiérrez y el dictador Anastasio Somoza García. El más antiguo cementerio de todos es el de San Pedro, fundado hace 148 Años. Este quedó virtualmente encerrado entre el edificio del Instituto de Seguro Social (INSS) y las casas del Pueblo, otorgadas por el Gobierno de Daniel Ortega. Allí está enterrado el General José Santos Zelaya López, que fue presidente de Nicaragua desde 1893 hasta 1909. El alcalde de Managua lo declaró Museo Histórico y Patrimonio Cultural de la Nación.

El domingo pasado visité el Cementerio Oriental, donde mi amado hijo Dennis Andrea descansa. Allí están enterrados cientos de héroes y mártires de la revolución sandinista, como el héroe de San José de las Mulas. Ese camposanto da la impresión que está abandonado desde que uno camina por cualquier de sus estrechas callejuelas. Promontorios de piedras y desechos de flores se ve por doquier. Muchas tumbas están quebradas, otras sepultadas de tierras y cubiertas de malezas. Además, los que cuidan las tumbas echan la arena y los deshechos y marchitas flores al sepulcro abandonado. La situación de este camposanto empeoró en 1998, cuando el huracán Mitch golpeó severamente el país. Y ese meteoro causó también una inundación en ese cementerio tras las intensas lluvias caídas durante octubre y noviembre de ese año.

En un principio pensaba sepultar los restos de mi hijo en el Cementerio General, pero ya no daba lugar a ningún cuerpo. Allí reposan mi padre José del Carmen García, fallecido a la edad de 33 años, tras un accidente automovilístico cuando venía de Honduras con dos amigos. Igualmente allí está mi madre María Luisa Salinas, quien fue mi padre y mi madre al morir mi papa, mi abuelo Lorenzo, Mi abuelita Saba, y mis tíos Antonio y Teresita.

En este cementerio también hay tumbas abandonadas. Así, pues, la mayoría de nuestros camposantos están profundamente olvidados. La cuestión se agrava porque ningún Gobierno se ha preocupado por limpiar y proteger esta última morada. Tampoco sus deudos. Hasta da la impresión que esas personas que olvidaron a sus muertos se parecen a aquellos individuos considerados la hez del pueblo y los esclavos, cuando morían eran echados a una especie de muladares llamados puticuli oculirue. Si bien es cierto somos un país pobre no deberíamos actuar tan cruelmente. Son pocas las personas que visitan sus sepulcros. Algunos si van, lo hacen de vez en cuando y otros nunca pisan un cementerio. Si nos descuidamos esas sepulturas, devoradas por los arbustos que nacen espontáneamente, se trasnformarán en un pequeño bosque. Incluso ni los días de los Muertos, dos de Noviembre, nadie llega a ponerle una flor o echarle un balde de agua a esas tumbas que solo quedan piedras, arenas y flores marchitas.

A pesar de eso, hay gentes que celebra a sus muertos con música de mariachis y brindando por su familiar muerto. Una de esos es la familia Suárez García que llegan con sus amigos a la tumba de Emigdio Suárez Sovalbarro, fundador de Bolsa de Noticias, a recordarlo tal y como era: Un hombre alegre, que degustaba del buen yantar y de algunos tragos. Allí su familia y amigos beben cada uno un trago, mientras los mariachis cantan.

Los sabios de la antigüedad tenían una opinión muy respetuosa de sus muertos. Siempre me llamó la atención una inscripción colocada en mármol en el Cementerio General de Managua. Esa frase, que memoricé, decía: "La vida de los muertos consiste hallarse presente en el espíritu de los vivos". Es una locución de Cicerón que siempre me ha invitado a la reflexión. Después del triunfo de la revolución en 1979, ese epígrafe desapareció de la cripta que antes era de lujo y de mármol. Ignoro la razón. Por eso especulo: Al parecer sus familiares abandonaron el país o se olvidaron de sus muertos. O talvez su descendencia murió.

En los países ricos como Francia los llamados aristócratas recrean pasajes de la vida de un muerto. En Cimetiére de Passy, inaugurado en 1820, y ubicado cerca de la Torre de Eiffel están sepultados nombres ilustres como Eduourd Manet (pintor impresionista). Pero el caso que llama la atención de turistas en ese cementerio es el de María Bashkirtseff, cuya cripta recrea su viejo estudio. En el Cimetiere du Montparnasse, construido en 1824, sirve de alojamiento a 35 mil almas muertas. Mientras en nuestro país muchas tumbas han sido olvidadas o desterradas de su memoria, en Paris en ese cementerio muchos turistas visitan las criptas de los grandes escritores como Samuel Beckett, Marguerite Duras, Eugene Ionesco, Guy de Maupassant, Charles Baudelaire, y los latinoamericanos Julio Cortázar y César Vallejos. En ese inmenso cementerio descansan también el escritor existencialista Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, enterrados juntos.

El Cimetière de Montmartre, inaugurado en 1828, cuenta con 20.000 tumbas y más de 11 hectáreas es el tercer cementerio de la ciudad en tamaño. Allí reposan nada menos que Émile Zola,Ernest Renan, Stendhal,Alejandro Dumas hijo (conocido por "La Dama de las Camelias") y Heinrich Heine. Llama la atención de los turistas dos de las tumbas más pintorescas: las de la cantante Dalida, con su estatua de cuerpo entero delante de unos rayos de sol, y la del famoso bailarín Váslav Nijinsky, con una estatua de un arlequín sentado sobre su lápida.

Pero el campo santo más visitado del mundo es el Cimetière du Père-Lachaise. Más de 2 millones de visitantes anuales. Se inauguró en 1804 y ocupa más de 40 hectáreas y alberga unas 70.000 tumbas. En sus terrenos están sepultados: Cyrano de Bergerac, Molière, Marcel Proust, Oscar Wilde, Apollinaire y Honoré de Balzac. Igualmente están los dos grandes compositores Rossini y Chopin. Otras tumbas famosas son de la soprano María Callas o la de Édith Piaf. En ese cementerio está sepultado un compositor (poeta) y cantante estadounidense Jim Morrison, muerto en una bañera en un hotel en Paris. En nuestro país muchos se han olvidados de visitar a sus (héroes) padres e hijos. Mientras otros gastan miles de dólares para conocer esos cementerios con personajes célebres. Hasta cruzan el océano para visitar la torre de Eiffel y esos cuatro cementerios. Las paradojas de la vida.

Foto: Elissa Del Carmen G.

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