A CLEMENTE GUIDO, EN SU X ANIVERSARIO

El 23 de enero del 2004, hace diez años, entregó su vida al Creador, el Dr. Clemente Guido (1930-2004). Su ausencia ha sido notoria, sobretodo para quienes le amamos.

¿Dónde estás papá? Tu cuerpo, no hay duda, en el cementerio oriental de Managua, junto al abuelo Marcelo y a tus hermanos Toño y Haydée. Tu alma, esa en la que creías, basado en tu propia búsqueda de la verdad espiritual, debe estar en alguno de los cielos no fabricados por la imaginación humana, sino aquél que Jesús anunció, "en espíritu y verdad".

Pero permíteme imaginarte, no puedo hacer otra cosa ante la ignorancia de lo que sobreviene a esta dimensión material, y te imagino rodeado de niños, jugando como el niñote grandote que sos. En un jardín, al que nuestros ancestros llamaron el Mictlán o al que Jesús me enseñó a llamar el Reino de Dios, comiendo jocotes y contando cuentos como lo hiciste en "Papitó Contáme un Cuento".

Supongo que ya te encontraste con Xavier Chamorro y con Álvaro Urtecho, dos generaciones unidas recientemente por un mismo dolor humano, que partieron en búsqueda de la tierra prometida por todas las religiones, y además, ambos amigos tuyos, porque vos supiste ser amigo de los viejos robles de la lucha antisomocista y de las nuevas generaciones ansiosa de libertad para sus ideas.

Estarás debatiendo con Tomás Borge o con tu compañero de Parlamento Carlos Núñez, sobre las nuevas reformas constitucionales. Escucharás los poemas leídos por Pablo Antonio Cuadra, o una que otra vez asistirás a las veladas organizadas por Lolita Soriano. Ya están contigo Doña Socorrito y su infaltable Don Octavio, dramatizando "El Pájaro del Dulce Encanto", ante las legiones de ángeles o de Tapaliüis.

No puedo dejar de pensar que de alguna manera estás jugando una exitosa partida de Ajedrez con Víctor Ordóñez, tu leal contrincante de todas las tardes de Campo Bruce ajedrecístico. ¡Cuidado que bota la gorra fácilmente, y Víctor es bueno para que la boten sus rivales del tablero!

A mí me estás haciendo mucha falta, pues tus sabios consejos de viejo zorro de la política y de la vida, me llegan algo difusos en los sueños en que te sueño, cuando haces tus visitas a mi madre y a los nietos y bisnietos, en Campo Bruce. Este país necesita gente como vos,

¿Recuerdas a Daniel, con quien competiste por la Presidencia de la República en 1984? Volvió a ganar las elecciones en 2007 (tres años después que te fuiste), y repitió en 2012. Está gobernando para los pobres, sin pelearse con los ricos (sabiduría de una política pragmática). Su esposa Rosario, me invitó en 2009 a colaborar en la Alcaldía de Managua, en lo que sé hacer, historia y patrimonio cultural; y siguiendo uno de tus últimos consejos que me diste, sin saber que me sería útil años después, acepté y doy mi mejor esfuerzo por corresponder esa confianza que me han dado; aunque ya sabes que en estos cargos públicos nunca quedas bien con todos y sobran los "serruchos" profesionales.

Tu sueño de un Hospital del Cáncer, todavía sigue siendo un sueño. Pero síguelo soñando papá, tarde o temprano en medio de tanto dolor de mujeres con esta terrible enfermedad, como la tuvo tu madre, mi abuela; tarde o temprano este hospital será una realidad.

A diez años de que tu corazón detuvo su marcha, después de que tuviste tu propia cuaresma de dolor y encuentro personal con Dios, te recuerdo en nombre de toda mi familia (la cual sigue creciendo papiiiiitooooo con más bisnietos para vos) y de todos aquellos que te conocieron y amaron en vida…y te pido, en nombre de todos…ora por nosotros que caminamos sedientos de Dios en este valle de lágrimas que es el mundo dominado por el más antihumano poder imperialista que ha conocido la humanidad.

En nombre de tus hijos, Marítza, René, Graciela, de todos tus nietos y bisnietos; y de nuestra matrona Graciela, tu amada esposa; te escribe Clemente Francisco (Por cierto así se llama el nuevo Papa, Francisco, y salió tremendo el Argentino, dándole duro a la corrupción y fariseísmo dentro de la misma Iglesia).

Managua, Enero del 2014. X Aniversario de su encuentro con Dios.