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Correos Corporativos
EDICCION ESPECIAL POLICIA 2012
EDICCION ESPECIAL EJERCITO 2013

Alejandro Dávila Bolaños: Un sabio chorotega en la era del martirio

-III de IV - Por Orient Bolívar Juárez

Otra cosa que llamaba la atención en él, era aquel entusiasmo casi juvenil que siempre transmitía cuando de promover la cultura se trataba. Fue un hombre de "paz y cultura" como lo llamó Pablo Antonio Cuadra, entregado a los demás, sin distingos de ninguna clase; las puertas de su casa, que parecía una especie de museo-biblioteca, siempre estuvieron abiertas para cualquier consulta, hecho que con el tiempo la convirtió en un centro cultural permanente en Estelí por donde pasamos muchos, siendo el primero de todos, Leonel Rugama, quien ahí se inició política e intelectualmente e inclusive, hasta Carlos Fonseca acudió donde este gran maestro.

Durante la Guerra de Liberación Nacional, como intelectual comprometido con la causa de los oprimidos, Dávila Bolaños supo estar acorde a las circunstancias históricas que se vivían, propugnando siempre por una lucha política en contra de la dictadura y ese fue siempre su marco de acción, hacer conciencia, educar políticamente a las masas, apoyar su organización, sus protestas, sus huelgas cívicas, propagandizar la justa causa del pueblo nicaragüense por su libertad en contra de la dictadura somocista.

Y en los momentos más álgidos de la lucha, lejos de marchar en el éxodo para conservar su vida, optó sin vacilación por quedarse en el campo de batalla, para prestar sus más nobles servicios de médico, al lado de su colega el Dr. Selva y de algunas enfermeras como Clotilde Moreno con quienes atendió a varios heridos en el Hospital de Estelí que quedaba a escasos metros de su casa. Y fue allí donde la bestia apocalíptica perpetró al fin su criminal propósito: terminar con su vida. Fue un 12 de abril de 1979, jueves santo, a la una de la tarde. En el hospital lo prendieron como a Jesús, sirviendo a su prójimo, con la diferencia de que en pocos minutos resumió todo su calvario y sin juicio alguno" sin ir de Herodes a Pilatos, de inmediato fue brutalmente asesinado, con la debida precaución de quemar luego su cadáver para borrar la evidencia.

Y como bien dijo el poeta trapense, Ernesto Cardenal:

¡Creyeron que te mataban con una orden de fuego!
Creyeron que te enterraban y lo que hacían era enterrar una semilla.

Y tal como estaba escrito, a los tres meses, así lo quiso "Tamagastat é Cipattonal", resucitó con sonajas y ocarinas el sabio chorotega, con su carcajada espléndida, en la sonrisa de todo el pueblo nicaragüense, para celebrar la histórica victoria de aquel 19 de Julio de 1979, porque la alegría de haber visto el amanecer de la victoria, fue tan inmensa que no sólo fue de los presentes, sino también de todos los mártires que cayeron por la liberación nacional de Nicaragua.

Que su ejemplo de servicio a los demás, de estudio, aprecio a la cultura, de enseñanza a la juventud y de amor patrio, perdure para siempre.

NOTICIA DE TU CAÍDA, EN LA MONTAÑA

Dr. Alejandro Dávila Bolaños
(1922-1979)

Este poema, dedicado al Dr. Alejandro Dávila Bolaños (1922-1979), fue escrito durante la Guerra de Liberación Nacional, en la víspera de la Ofensiva Final del Frente Sur "Benjamín
Zeledón" contra la dictadura somocista, tras recibirse en una radioemisora, la noticia de su muerte y martirio a manos de la Guardia Nacional, el 12 de abril de 1979.

Hoy publicamos este poema por primera vez, como un tributo a su memoria en el 91 aniversario de su natalicio, celebrado en el Museo de Historia y Arqueología "Dr. Alejandro Dávila Bolaños" de la ciudad de Estelí, el día 9 de septiembre de 2013.

NOTICIA DE TU CAÍDA,EN LA MONTAÑA
Al Dr. Alejandro Dávila Bolaños

Cayeron los héroes
y cayó también el maestro de los héroes
y hoy héroes y maestro son todos mártires,
pero no por eso su causa es menos justa
ni la victoria más lejana.

Han asesinado a un hombre
a un hombre nicaragüense,
nicaragüense por naturaleza y por conciencia;
honesto, sincero y fraterno
es decir, a un hombre nicaragüense,
originario de Masaya, que vivía allá por Las Segovias,
en Estelí, muy cerca del hospital
por donde lo asesinaron y que hoy vive en toda Nicaragua.

Han asesinado a un hombre
que era todo un nicaragüense
descendiente de Netzahualcóyotl
del la estirpe de Sandino
amigo del Guegüense con quien acostumbraba
a consumir crepúsculos platicando en náhuatl
de viejas cosas pasadas a sus abuelos chorotegas
en tiempos de Quetzalcóatl
y de Francisco Hernández de Córdoba
colonizador español en Nicaragua.

Amigo de los niños, jóvenes, ancianos
con quienes también platicaba,
amigo de los profesionales, estudiantes y analfabetas,
de los poetas y de los pintores, pero también
amigo de los zapateros y de los carpinteros,
de los albañiles y de los cortadores de tabaco,
de los carretoneros y de las verduleras
de los lustradores y de los jornaleros.




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