Dr. Jaime Incer Barquero jincer@cablenet.com.ni
Muy estimados:
El proyecto Brito pretende detener el flujo del gran lago haciendo una represa de contención en el río San Juan y revirtiendo las aguas lacustres hacia el istmo de Rivas para salir por Brito. Este descabellado proyecto significaría el mayor desastre ambiental que le podía suceder a Nicaragua, ya que afectaría al río, al lago y a las aguas costeras de Rivas simultáneamente.
En términos generales, las consecuencias sería graves. En el primer caso, porque reduciría notablemente el caudal del río San Juan, sedimentaría más el delta por falta de flujo suficiente, donde paradójicamente se están realizando obras de dragado; inundaría suelo tico (otro conflicto internacional) y reduciría el potencial ecoturístico a lo largo del río del San Juan, que se volvería poco navegable en su curso medio.
Por otra parte, la entera cuenca del gran lago, a causa de la acelerada deforestación en los suelos de los departamentos circundantes (Rivas, Granada, Boaco, Chontales y Río San Juan) no es suficiente para garantizar un nivel óptimo de sus aguas, ante la gran extracción que demandaría de proyecto hidroeléctrico en Rivas. Esto también contraviene al mejor uso que se debería dar a las aguas lacustres, que es abastecer en el futuro cercano del vital líquido a las poblaciones aledañas, con posibilidades adicionales de riego. De hecho, dos acueductos han sido construidos para llevar agua a Juigalpa y San Juan del Sur, (posiblemente extensibles a las playas de Tola y a otras poblaciones de la cuenca). No se puede estar jugando ante las amenazas reales de los Cambios Climáticos que en su más trágica expresión podrían producir inviernos muy secos y bajar aún más críticamente el nivel de las aguas lacustres.
El lago de Nicaragua es el único depósito de agua dulce y potable, de 8,000 km2 de extensión, suficiente para calmar la sed de los nicaragüenses, cuando a mediados de este siglo serán más de 20 millones de habitantes, y las otras fuentes de agua, superficiales y subterráneas, se hayan reducido o agotado por efecto de los Cambios Climáticos.
Con relación a las afectaciones en las aguas costeras frente a las costas de Rivas, la intrusión permanente y voluminosa de agua dulce en el ecosistema marino terminaría con la presente pesca, la mejor del Pacífico de Nicaragua, actualmente un recurso valioso gracias a la surgencia de aguas frías y profundas que existe solamente en esa zona costera del país. Adiós a los mariscos, pescados, marlines, tortugas, corales, delfines, ballenas, etc. que todavía existen o transitan por dichas aguas costeras. Igualmente, adiós al potencial e inversión del turismo en todas las playas de Tola y San Juan del Sur, cuyas aguas estarán más sedimentadas y contaminadas para entonces.
Es obvio que los algunos señores ingenieros, eco-analfabetos y de mentes tarzanescas, tienen una visión muy miope e inmediatista en relación con al futuro desarrollo económico, expansión poblacional y cuidado ambiental de Nicaragua, tratando de echar a perder un recurso y un lago con fines hidroeléctricos, habiendo tanto potencial para generar energía en varias de las cuencas del país. (Tumarín, en el río Grande de Matagalpa es un buen ejemplo como proyecto).
Otro aspecto inquietante sobre la contaminación del Lago de Nicaragua, es el aporte de agua sedimentada y contaminada que le está llegando actualmente por el río Tipitapa (200 a 300 m3 por segundo de agua sucia), a causa de las lluvias de 2010 y 2011, que han elevado el nivel del Xolotlán arriba de la cota de 39.5 metros, produciendo el desborde o derramamiento por la bocana de Tipitapa. En el siglo XX, solamente en 1931, 1954, 1982 y 1998 se produjeron estos desbordes causados por la presencia o influencia de huracanes. Ahora parece que el fenómeno climático es más frecuente, con negativas consecuencias (inundación de costas y puertos; evacuación de gente marginada en las orillas del lago; penetración de las aguas hacia el Teatro Nacional, Planta Eléctrica, fábricas de la Victoria, café Soluble y barrios ubicados junto a la costa; carretera Norte, calle perimetral de Tipitapa, etc.
La única opción para estabilizar la superficie el Xolotlán a un nivel seguro, sin "transfusiones" al Cocibolca, es construir un cauce temporal o "aliviadero" de 10 km de longitud en el extremo occidental del lago y verter ocasionalmente las aguas excesivas de años muy lluviosos, hacia el río Tamarindo. Estas aguas se podrían embalsar y servir para riego de pastos y ciertos cultivos en la seca llanura situada entre Nagarote y La Paz Centro, posibilidad contemplada y estudiado por el Ing. Modesto Armijo en los años 50.
Agradezco a Iván García Marenco el haber traído a colación estas inquietudes, que deberían ser conocidas por todos los nicaragüenses conscientes.
