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La Historia comenzó cuando en México, junto a 81 expedicionarios se embarcó en un pequeño yate, llego a una costa cubana, y quince días después empezó la epopeya de la Sierra Maestra cuyos combatientes entraron victoriosos en La Habana, tras la huida del dictador, dos años y 36 días después del desembarco.

El futuro estaba haciéndose en la Sierra, cuando concibió la Revolución como el establecimiento de la soberanía de su patria, tras haber sido burdel y garito de la mafia yanqui; y la reforma agraria para que los campesinos volvieran a ser dueños de su tierra; y la reforma urbana para que las casas fueran de quienes las habitan; y la educación gratuita de todos los niños de Cuba, la alfabetización de todos los viejos que no habían podido ir a la escuela, la atención medica gratuita para todos los habitantes de la isla, la cultura para todos ellos dentro de un proceso que jamás tendrá fin. Fue y sigue siendo, Comandante en Jefe del ejército de su pueblo, que proclamó ante el mundo el primer territorio libre de América y, luego, la República Socialista de Cuba.

De ahí que Cuba sea, desde hace 53 años, un ejemplo de dignidad y resistencia para el Tercer Mundo. Ese hombre nuevo, que en sus "Palabras a los intelectuales" proclamó "Dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada", con lo cual hizo posible el magnifico arte contemporáneo de Cuba, del cual América se enorgullece.

Recreando la caracterización que sobre Fidel hiciera Gabriel García Márquez (Gabo), recalcaría su devoción por la palabra, su poder de seducción. Va a buscar los problemas donde estén. Los ímpetus de la inspiración son propios de su estilo y la lealtad su mayor virtud. El haber dejado de fumar para tener la autoridad moral para combatir el tabaquismo. Su paciencia invencible y disciplina férrea. La fuerza de su imaginación que lo arrastra a los imprevistos.

El mayor estímulo de su vida es la emoción al riesgo. La tribuna de improvisador parece ser su medio ecológico perfecto. Es la inspiración: el estado de gracia irresistible y deslumbrante, que sólo niegan quienes no han tenido la gloria de vivirlo. Es el antidogmático por excelencia. José Martí es su autor de cabecera y ha tenido el talento de incorporar su ideario al torrente sanguíneo de una revolución marxista. La esencia de su propio pensamiento podría estar en la certidumbre de que hacer trabajo de masas es fundamentalmente ocuparse de las personas. Una cosa se sabe con seguridad: esté donde esté, como esté y con quien esté, Fidel está allí para ganar. Su actitud ante la derrota, aun en los actos mínimos de la vida cotidiana, parece obedecer a una lógica privada: ni siquiera la admite, y no tiene un minuto de sosiego mientras no logra invertir los términos y convertirla en victoria.

Tiene esa rara facultad de vislumbrar la evolución de un hecho hasta sus consecuencias remotas… pero esa facultad no la ejerce por iluminación, sino como resultado de un raciocinio arduo y tenaz.

Cuando habla con la gente de la calle, la conversación recobra la expresividad y la franqueza cruda de los afectos reales. Lo llaman: Fidel. Lo rodean sin riesgos, lo tutean, le discuten, con respeto lo contradicen, le reclaman, como un canal de transmisión inmediata por donde circula la verdad a borbotones. Es entonces que se descubre al ser humano insólito, que el resplandor de su propia imagen no deja ver.

Este es Fidel, un hombre de costumbres austeras e ilusiones insaciables, con una educación formal a la antigua, de palabras cautelosas y modales tenues e incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal. El que sueña con que sus científicos encuentren la medicina final contra el cáncer y ha creado una política exterior de potencia mundial, en una isla 84 veces más pequeña que su enemigo principal. Tiene la convicción de que el logro mayor del ser humano es la buena formación de su conciencia y que los estímulos morales, más que los materiales, son capaces de cambiar el mundo y empujar la historia.

Y como también diría nuestro Ernesto Cardenal, Fidel es una personalidad genial. Pero no es solamente un genio, sino muchos genios. Se le conoció primero como un genio guerrillero. Después se ha revelado ser también un genio como estadista: uno de los más grandes estadistas de su tiempo, destacándose sobre todo su enfrentamiento al poder más grande del mundo en condiciones tan desiguales. Es no sólo de los más grandes oradores de su tiempo sino de toda la historia.

Nosotros los nicaragüenses te agradecemos a ti y a tu pueblo Comandante, el ejercicio del socialismo, que muestra su hermosa concepción de la solidaridad con la ayuda de médicos y maestros a nuestros países, incluso a aquellos a los que les han impuesto un destino equivocado, y a agradecerles el milagro de haber vuelto presente el porvenir, aunque a algunos latinoamericanos no les toque verlo dentro de sus fronteras. Pero espero como Sandino, el precursor, que las hormiguitas bajen a contármelo.

Entonces desde la tierra de Sandino, los latinoamericanos les enviamos nuestras más sinceras felicitaciones por los 85 años de juventud que mañana cumplirá. Sepa comandante que sus hijos que aquí vivimos, estaremos guiados siempre por su ejemplo y por las enseñanzas que nos ha transmitido a través de su fructífera vida.

Seguiremos trabajando siempre bajo los principios, valores e ideales en que usted nos educó y llevaremos siempre la enseñanza de ese gran hombre al que usted y todos nosotros admiramos, que se llama José Martí, cuando dijo que trincheras de ideas valen mas que trincheras de piedras.

Una vez mas, Comandante reciba nuestras felicidades de Patria o Muerte, VENCEREMOS