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Opinión
Chávez, entre llanuras de trigo
Silvio Mora
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Elena Salcedo, embajadora de Venezuela. |
"Yo lo que hago es aferrarme a Dios y al Cristo que aquí cargo, por Venezuela.Por la paz de Venezuela. Por la vida de Venezuela", recordó esta alocución del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, la embajadora en Guatemala Elena Salcedo, en su cuarto año de su fallecimiento, reconociendo así su grandeza y empeño para construir un mundo multipolar con una visión diferente a la que prevalecía entre los pueblos.
En la misa católica celebrada por el sacerdote Enmer Ovalle, la colega Salcedo hizo un retrato de Hugo Rafael como hombre de virtudes y defectos, perseverante, de memoria prodigiosa, auténtico, combatiente, consecuente a sus principios, estratega, alegre, soñador, honesto, comunicador excepcional, hacía la realidad lo que se proponía. "Le ofrecemos este oficio religioso, porque sembró la conexión corazón a corazón con cada uno de los Venezolanos", dijo la diplomática bolivariana.
Privó en el ambiente, que solo con sus ideas el comandante de los llanos venezolanos enfrentó al imperio norteamericano mientras éstos requieren de las armas para callar el pensamiento. "A Bush, lo caracterizó en la Naciones Unidas como el demonio hediondo a azufre. A Obama le recordó su origen afroamericano regalándole el libro de Eduardo Galeano "Las venas abiertas de América Latina" y lo hizo ante los ojos del mundo".
En verdad, Chávez entusiasmó en el mundo cientos de miles de corazones. Los llenó de coraje para encerrar en el armario a los miedos y a los monstruos que habitan en las casas más horribles y peligrosas, y tiene el poder de recordarnos el gran valor de la esperanza. "Es muy difícil finalizar cuando se habla de Chávez" – dijo Sandino Asturias – "con su sola imagen indómita, negra, india… y nos llevó de la mano al hacer, a la acción".
Luego, todos con mucha sencillez nos juntamos alrededor de bandejas con comida venezolana, así, disfrutamos empanadas de carme, queso y frijol; chocolate del llano, café negro y jugo de naranja. Participábamos un momento de superación humana. Nos juntamos para recordar la ida del Comandante Eterno, que nos dejó una resonancia en los corazones. Entendimos que nos dejó señalado el camino, que no es otro que nos mostró Jesucristo hace más de 2 mil años… amaos los unos a los otros.
Recordamos lo acertado que fue Daniel al afirmar "Chávez levantó la espada de Bolívar en Venezuela, América Latina y el mundo". Lo dijo ante una muchachada que se levanta en Nicaragua, la compañera Rosario Murillo, el Cardenal de la Paz Miguel Obando, y diplomáticos acreditados en el país, miembros de los poderes del estado, militantes del FSLN, sector privado y gente humilde que se congregó en la Plaza de la Revolución, teniendo de fondo un lago tristón donde llegaban vertientes de lágrimas.
