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CULTURAL

Lienzo del pajaritero, de Julio

Valle Castillo (II Parte y Final)

Poema para una traza de la danza. Danza votiva del Toro Venado. En cuatro palabras de los teotes, la pareja primigenia en el principio de la creación se anuncia en la Danza, “mientras el sol asciende/ y te enciende/sólo para vernos bailar para él y su corona de teotes/ para ver cómo nos creó y congregó la danza”. Danza Votiva del Toro Venado es un poema coloquial y escenográfico: la fiesta de San Jerónimo llevada por gracia del Pajaritero al atrio de la Iglesia de San Jerónimo, donde se oponen dos culturas, la fiesta pagana y la adoración católica; lo antes y después.


Efectivamente, la Vieja del Volcán que dice no volver mientras los cristianos hollen la tierra del indio, aparecerá como un personaje positivo, encarnación de la resistencia indígena, curandera, mamanda, que da la mama y manda, impersonal y sin embargo perenne en la tradición, se opone en plano negativo al santo cristiano. “Este San Jerónimo fue un gran mundano, / este santo desnudo fue un gran mujeriego,/ este viejo barbudo es mi enemigo.”


La danza será eje de la estructura poemática, y será también un pre-texto. En el Baile de los agüizotes, danza macabra unida a “El pajaritero cuenta un sueño que tuvo” y “El pajaritero canta y volver, volver volver”. El Mixtlán, el reino de la Muerte, día de difuntos, celebración, ausencia. La muerte no sólo será motivo escatológico del texto, también será un hermoso homenaje a Posada. El lienzo del pajaritero es esto y más. Es la catalogación del instrumento músico: Son de contienda para tatil en forma de perico, melodía para tatil en forma de xulo, son para pito y tamborcito, etcétera, etcétera.


“El pajaritero presencia un desentierro en un solar de Nindirí”, podría ser catalogado como un texto arqueológico: “Yo guardaba una imagen de la infancia:/ Había hallado en una zanja/ Habían desenterrado una bota/ en un solar de Nindirí en cuyo abierto/ reseca su cabellera, polvorienta/ y su piel adherida a la osamenta,/ con granos de maíz secos y más adelante dentro de aquel su mismo vientre/ dando luz, sumándose al solazo/ y el calor de aquella tarde de marzo/.
Dice Sahagún que son mujeres muertas en el parto, Cihuateos, convertidas en estrellas solitarias en el firmamento, convertidas en astros divinizados. El pajaritero saca como un prestidigitador de su faltriquera, pequeñas sartas de un collar de cuentas desgranándose, poemas breves llenos de lirismo y sencillez. Búsqueda y hallazgo del motivo indígena, indigenista. Poema autobiográfico, el pajaritero recorre las calles de su Masaya natal mencionando marimberos reales de las fiestas de Masaya: Carlos Palacio, Pascual Ortiz, Abraham Martínez, acordando con instrumentos y sones.


¿Es El Pajaritero una máscara de madera con tres incisiones rituales en cada mejilla?/ Es sólo eso lo que nosotros sabemos, es sólo lo que el Pajaritero quiso decirnos.Veo al Pajaritero entre desordenados libros y notas, retratos, estantes y cuadros, manchas rojas y negras, cartas apenas comenzadas. Tres incisiones rituales y un salbeque con un garrobo tieso. El Pajaritero conoce las 400 voces del zenzontle y las de los otros pájaros. El lienzo del pajaritero es más, es un homenaje a un pueblo sencillo y creyente, humilde y anónimo personaje del pueblo de Masaya; es, por último, un homenaje al indio americano.
Nindirí / Verano 2005

 

21 de junio 2017

 

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