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¿Basta de pintar un mundo de negro!
LA HUMANIDAD HA VIVIDO obsesionada en pintar las páginas de la historia del color negro. A nosotros, los nicaragüenses, nos tocó vivir un periodo de guerra, aunque esta no se compara, ni lo más mínimo, con las conflagraciones ocurridas al otro lado del mundo. No quiero minimizar la tragedia de nuestro país en las postrimerías del setenta y los inicios de los ochenta. Fue, sin duda, terrible. Pero ahora que observo las fotografías en los periódicos o las imágenes de televisión o la internet sobre estas últimas guerras, pienso en la perversidad, que anida en el alma del hombre, que se obstina perpetuarse en el poder. El sábado pasado, el terror sacudió una localidad de Al Rashidin, al oeste de Alepo, luego que un kamikaze hizo estallar su camioneta bomba al lado de 75 buses que transportaban civiles y rebeldes evacuados de Fua y Kafraya. ¿Por qué pintamos el mundo de negro? Así empezó y terminó la Semana Santa.
EL MUNDO AUN NO HABíA SALIDO de esa conmoción cuando la aviación de EE.UU. lanzó el jueves, 14 de abril, en Afganistán, la mayor bomba no nuclear de la que dispone su armamento. Ese artefacto lo llamaron GBU-43/b Massive Ordnance Air Blast Bomb (MOAB, en sus siglas en inglés). "La Madre de todas las bombas" cayó en el distrito de Achin, en la provincia de Nangarhar, un enclave remoto del Este de Afganistán refugio de Daesh. El sábado pasado, que celebraron el Día del Sol, que conmemora el 105º aniversario del nacimiento de Kim Il-Sung, abuelo del actual líder norcoreano, el vicepresidente de la Comisión de Asuntos de Estado, Choe Ryong Hae, segundo en la jerarquía del país, respondió al presidente Donald Trump, quien, hace varios días, aseguró que iba a "tratar el problema norcoreano".
"SI ESTADOS UNIDOS realiza provocaciones imprudentes contra nosotros, nuestra fuerza revolucionaria contraatacará al instante con un ataque aniquilador y responderemos a una guerra total con guerra total y a ataques nucleares con nuestro propio arsenal atómico", dijo Ryong Hae. Pero en Occidente dan poco crédito a los anuncios de Corea del Norte de poseer nuevos proyectiles atómicos, pues podría ser falso, ya que no es la primera vez que los norcoreanos exhiben en desfiles maquetas falsas de misiles que está desarrollando. ¿Ha empezado la tercera guerra mundial?
SIN DUDA, EL ESCENARIO ES TERRORíFICO. Y, lo peor de todo, no hacemos nada. Somos simples espectadores que ven, desde sus casas, ya sea residenciales, colonias y asentamientos, la carnicería cotidiana en Siria, particularmente, y ahora los ataques con la "madre de todas las bombas" contra las cuevas de los islámicos del ISI. Ya en 1990 y 1991, EE.UU bombardeó a Irak, alegando que este poseía armas atómicas. Después Afganistán, y ahora vuelve la guerra contra Afganistán. A su vez esto es una señal contra Corea del Norte, que reta a occidente con sus pruebas nucleares.
TODO ESTE ESCENARIO INTERNACIONAL confunde a la gente de a pie, que cree que se aproxima la tercera guerra mundial. Sin embargo, dudo que la Rusia de Putín pretenda aceptar, así nomás, un enfrentamiento atómico contra Estados Unidos para salvar al dictador de Siria. Lo que se avizora en este teatro de terror es el uso de la diplomacia para buscar una salida a esta crisis. El uso de los cañones es para precipitar una negociación en Siria. Putín quiere sostener a Bashar al Asad para proteger sus intereses estratégicos geopolíticos y su presencia en esa zona. En tanto, EE.UU quieren una Siria sin el dictador y alienta su salida y la promoción de elecciones libres en una nación en guerra contra los islámicos. A su vez, EE.UU atacó los santuarios de los rebeldes, una vez apoyados antes de salírseles de sus manos.
CUANDO UNO VUELVE A VER ATRAS de las páginas de la historia se da cuenta, como decía el escritor ruso Anton Chejov en el formidable libro sobrecogedor "El Pabellón no. 6", que "el pasado es repugnante, mejor no acordarse de él. Y en el presente sucede lo mismo que en el pasado". Muchas gentes que no le gusta este tipo de historias, dirían como un personaje de Chejov: "Ya basta de pintar tinieblas". Pero es inevitable, dejar de pintar tinieblas en este mundo, lleno de iniquidades. Los personajes de Chejov creen que alumbrará el alba de una nueva vida y a !nuestra calle llegará la fiesta! Sin embargo, la cruda realidad, nos hace pintar, una vez más, de tinieblas la historia cotidiana.
QUIZAS ESA FIESTA SE DARÁ, como decía Hermann Hesse, en su libro El Lobo estepario; en la "eternidad", o los que los místicos llaman el "reino de Dios". Hesse dice que "en lo eterno no hay futuro, no hay más que presente". Tal vez. Pero este mismo autor va al meollo del asunto. Si los políticos reflexionaran, AL MENOS UNA HORA, dentro de sí, para evitar la PROXIMA GUERRA que vendrá en este SIGLO XXI. Hesse enfatizaba, en aquella época, con solo una "hora de meditación" y "entrar un rato dentro de sí e inquirir hasta que punto tiene uno parte y es corresponsable en el desorden y en la maldad del mundo; mira, eso no lo quiere nadie.
Y así seguirá todo, y la próxima guerra se prepara con ardor día tras día por muchos miles de hombres". Hay muchos periodos caracterizados por la guerra perpetua. La Guerra de los Treinta Años, la locura del ascenso del nazismo, que desembocó en la II Guerra Mundial, más mortífera que la I Guerra Mundial. Después se sucedió la guerra de Viet Nam. Y otros conflictos: Yugoslavia, Irak, Irán, Libia, Yemen, Afganistán, Somalia y ahora Siria. Pero como dice Haller, el personaje del Lobo estepario,... si al menos los contados hombres capaces de pensar se declararan partidarios de la razón y del amor a la paz, en vez de instigar ciegos y fanáticos a una nueva guerra". En suma, debe prevalecer la razón y la diplomacia sobre la guerra para no continuar pintando el mundo de tinieblas.
Por Denis García Salinas
Ediciones Especiales
