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La Cuaresma y las niñas que murieron
- Silvio Mora -
Las quemaduras y las heridas siguen en carne viva en las 41 niñas que perecieron, y otras que recuperan satisfactoriamente en hospitales amigos. Son las niñas que despertaron magia y emociones, y que vivían en el Hogar Seguro, para algunos un tanto mal administrado. Monseñor Oscar Julio Vian en su homilía dominical dijo: "gente que no sabe de niñez ni pedagogía manejan esos cargos sin capacidad profesional". Ahora, Semana Santa se viste de púrpura, negro, blanco, humo y carbón. Feligreses, devotos, cargadores y cristianos llevarán sobre sus hombros pesadas andas como una oda a esas víctimas y sus familias.
El papa Francisco que desde hace 4 años revoluciona la fe, no calló su boca: "Expreso mi cercanía a la población de Guatemala que vive en luto por el grave y triste incendio ocurrido el 8 de marzo en el interior de la casa de refugio Virgen de la Asunción, causando muertos y heridos" – enfatizó - "La Cuaresma viene providencialmente a despertarnos, a sacudirnos de nuestro letargo". Así, el carismático líder de la iglesia Católica ha emprendido un pontificado de amor y caridad. Francisco aprecia que los ángeles de la Semana Mayor vayan con banderas y listón negro, en memoria de las inocentes criaturas.
Qué hermoso que el maestro Robert Debbaut dirigirá la Orquesta Sinfónica Nacional con interpretaciones que serán una ofrenda musical a las victimas del incendio. El programa iniciará con la interpretación: Adagio Opus 11 para cuerdas, de S. Barber, y está llena de matices que llevarán de la calma al clímax, y es considerado uno de los movimientos más "tristes", capaz de hacer sentir la variabilidad de las condiciones de la vida humana.
La luminosidad del creador acompañará sus almas en esta Semana Santa, en medio de la muchedumbre con cucuruchos y túnicas moradas que bajan del este, oeste, sur y norte. Guatemaltecos que se dan cita a las calles pavimentadas o empedradas para el único evento que no requiere convocatoria. Salve a todas aquellas menores que pensaban convertir sus sueños e ilusiones en realidad. Ahora serán llevadas sobre exquisitas alfombras de aserrín y flores, dando así un respiro a la violencia cotidiana.
Más de una lágrima brotará sobre los rostros de los creyentes que se limpiarán sin disimulo. La música fúnebre o marchas de la Cuaresma y Semana Santa se escucharán con más resonancia en cada corazón limpio. Habrá cielo despejado o intensas noches con estrellas. Escucharemos música preciosa y los golpes rudos de fariseos en el cuerpo del señor que se trasplantará a los feligreses, a los pecadores… Celebramos una historia que nunca se va, cuando el Nazareno lleva y repite mensajes de paz y amor.
Junto a las sagradas imágenes irán las niñas que Guatemala llora. Bajo soles ardientes, jacarandas, matilisguate y bugambilias que alfombran parques y calles. El ambiente oloroso a corozo, incienso, níspero y jocotes. En callejeras cocinas humeantes a pescado y torreja, curtidos y tamalitos. Penitentes cansados que comen maíz y olivo llevando a cuestas sus penas. El viento tamboril entre notas de bandas musicales que acompañan el cortejo procesional, y que arraiga en nuestro ser este sentimiento incomparable de tradición, que nos llena de paz y esperanza.
"No tengamos miedo. No rechacemos la esperanza. Porque la esperanza nunca defrauda", - nos enseña papa Francisco – agregando: "Hay que tener coraje, en el sufrimiento y pensar que después viene el Señor, después llega la alegría, después de la oscuridad sale el sol". Por eso millones de guatemaltecos son cobijados por La Cuaresma y Semana Santa, sin importar su condición social, origen, ideología, sexo o preferencia sexual. Año con año fortalecen la identidad nacional, y ayudan a recordar que tienen un país rico en tradiciones, en talento, en fe, y sobre todo rico en esperanza.
